El cólico del lactante se caracteriza por episodios de llanto inconsolable y agudo en bebés, generalmente en el período de las primeras semanas de vida hasta los tres meses. Según la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP), para ser considerado cólico, el bebé debe presentar episodios de llanto durante al menos tres horas al día, tres días a la semana, durante tres semanas o más, sin ninguna causa médica evidente.
Causas del cólico lactante
Aunque no existe una causa única que explique el cólico lactante, los expertos han identificado varias teorías que pueden contribuir a este misterioso malestar. La Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP) sugiere que factores como la inmadurez del sistema digestivo del bebé, el exceso de gas, la sensibilidad a ciertos alimentos en la leche materna o de fórmula, así como problemas emocionales y de adaptación a la nueva vida fuera del útero, podrían ser factores desencadenantes.
¿Cómo se puede tratar el cólico lactante?
La pediatra Dayanna Galvis, especialista en nutrición materno-infantil y consejera en lactancia materna, recomienda empezar desde el embarazo la prevención del cólico, cuidando la salud materna, favoreciendo una alimentación sana, balanceada, rica en frutas y vegetales, libre de azúcares y alimentos procesados, lo que favorecerá para que la madre tenga una mejor salud intestinal y una mejor microbiota que transmitirle a su bebé.
“Una vez ha nacido el bebé, vale la pena trabajar en la lactancia materna exclusiva y favorecer de forma temprana la asesoría para que la mamá logre un agarre adecuado. De igual forma es importante los biberones Twistshake, que cuentan con una tetina en espiral para que el flujo de líquido sea suave y constante, evitando que el exceso de aire llegue al estómago del bebé. Uno de cada cinco bebés sufre de cólicos en los primeros meses de alimentación”, asegura.
De igual forma, recomienda “realizar masajes en el área abdominal, también es valioso para favorecer la expulsión de gases del tracto digestivo inferior, estos masajes se deben realizar en espiral desde el ombligo hacia afuera, en el sentido de las manecillas del reloj. Además, flexionar las piernas del niño sobre el abdomen para favorecer la movilidad del intestino y la expulsión de gases”.
Para tratar a los niños, que ya padecen cólico del lactante, la pediatra Galvis sugiere adoptar medidas preventivas de forma rutinaria, es decir, masaje abdominal varias veces en el día, un buen sacado de gases, el uso de los probióticos, favorecer el apego con papá y con mamá. Adicionalmente, se recomienda vigilar la ingesta materna y en ocasiones pueden utilizarse diarios de alimentación de la madre para detectar si hay alguna posible sensibilidad o alergia alimentaria en el caso de que el cólico persista. De igual manera, es importante vigilar el ambiente emocional de mamá y estar atentos a señales tempranas de depresión posparto.
“También hay otras técnicas útiles para mamá y papá con el bebé, ya sea piel a piel o empleando elementos de porteo, como los fulares o los cargadores ergonómicos. El uso de algunos probióticos también ha mostrado evidencia en disminuir la posibilidad de cólico y ayudar a tratarlo una vez se llega a presentar, los cuales se deben formular según el caso de cada niño, por su pediatra tratante”, resalta.
Como medida de “rescate” en el episodio agudo de cólico, “en general se ha visto que las condiciones que simulan el vientre materno, es decir, un ambiente con poca luz, con poco ruido o ruido blanco y movimientos tipo balanceo o arrullo, tiende a ayudar a que el episodio agudo de cólico desaparezca”, puntualiza.