Este martes llegaron dos ultracongeladores más a Colombia, con los que el país completa un total de seis. En ellos se almacenarán aquellas vacunas que requieran una temperatura extremadamente baja para mantenerse efectivas.
El objetivo del Gobierno nacional es que el país cuente con otras 44 neveras que tengan la capacidad de conservar elementos a temperaturas inferiores a los -86 grados centígrados, necesarias para vacunas como la de Pfizer (-70 grados), ya autorizada por el Invima, o la de Moderna (-40 grados), en caso de que el país la adquiriera. Diez de estos equipos se quedarán en Bogotá, mientras que los demás serán enviados a Medellín, Pereira, Cartagena, Barranquilla, Cali y Bucaramanga, y posiblemente a otras dos ciudades capitales.
Todas las vacunas e insumos necesarios para el Plan Ampliado de Inmunización (PAI), compuesto por 22 biológicos, incluido el de la covid-19, se encuentran en una bodega de la Zona Franca de Bogotá, junto con dichos ultracongeladores. El área total es de 2.000 metros cuadrados y se divide en dos: una zona seca, de 600 metros, para el almacenamiento de insumos, jeringas y medicamentos, y otra de 600 metros cuadrados por ocho metros de altura para refrigeración y congelamiento de hasta -20 grados centígrados.
Gerardo Burgos, secretario general del Ministerio de Salud, explicó que la bodega tiene una capacidad de almacenamiento de hasta 50 millones de vacunas, tanto para el PAI como para la operación contra la covid-19. Normalmente, en un año se aplican entre 25 y 30 millones de dosis de inmunizaciones.
El funcionario aclaró que todas las vacunas llegan a Colombia por vía aérea, a través del aeropuerto El Dorado de Bogotá y desde ahí “se disponen a esta bodega; y, en paralelo, para garantizar la cadena de frío, vamos haciendo el procedimiento administrativo de nacionalización”.
Gerson Bermont, director de Promoción y Prevención del ministerio, señaló que la campaña de inoculación contra el coronavirus tiene una logística nacional, compuesta por diferentes componentes para que la vacuna llegue bien hasta el brazo de cada persona. Esto incluye la capacitación del talento humano en el territorio, el refuerzo de la cadena de frío, el fortalecimiento de las capacidades territoriales para la vigilancia e inspección, la comunicación del plan y la seguridad. Todo esto con el objetivo de proteger las vacunas desde el momento en que las bajen del avión “hasta el momento en que lleguemos hasta a la última vereda”.
Además, en cada municipio y departamento las autoridades territoriales tendrán que hacer una “microplaneación” para definir las estrategias de vacunación local. “Lo que sea intrahospitalario, intramural, lo extramural y las jornadas que tengamos que hacer para poder garantizar que llegaremos al mayor número de población, en las frecuencias que hemos establecido”.
Es importante aclarar que aún no está firmado el decreto del Plan Nacional de Vacunación contra la covid-19, pero el Gobierno sí tiene una visión aproximada de cómo estarán compuestas las dos fases y las cinco etapas que las componen.
El objetivo del país es reducir la mortalidad en primera instancia. Aunque el Gobierno reconoce que el contagio continuará durante 2021, busca evitar las muertes de las personas más susceptibles.
Por lo tanto, según el borrador publicado por el Ministerio de Salud, la primera etapa la componen los trabajadores de la salud de la primera línea de atención y los mayores de 80 años, junto con el personal de vacunación y de vigilancia epidemiológica.
En la segunda fase de la primera etapa serán vacunados los adultos entre los 60 y 79 años, y el 100 % de los trabajadores de la salud, así como el personal de apoyo de todas las instituciones prestadoras de salud.
Después el turno será para la población de 16 a 59 años con comorbilidades, profesores de inicial, preescolar, básica y secundaria, y agentes educativos comunitarios (madres y padres comunitarios del ICBF), personal de las Fuerzas Militares y de la Policía.
En la segunda etapa serán vacunados primero los cuidadores institucionales, población en ocupaciones y situaciones de riesgo como bomberos, socorristas de la Cruz Roja y de la Defensa Civil, población privada de la libertad, guardias del Inpec, personal que manipula cadáveres en funerarias y, finalmente, la población entre los 16 y 59 años sin comorbilidades.