En Los Ángeles habitan más de 4 millones de personas y una buena parte de ellos son aspirantes a actores que buscan la fama en Hollywood. Entre ellos está Laura Ramírez Casanova, una colombiana de 20 años que se fue a esa ciudad a estudiar artes dramáticas y ha sido testigo de esa realidad. “Vas a un café, a un restaurante y todos son están intentando salir adelanta en su profesión pero mientras tanto tienen trabajos en otras cosas. La competencia es enorme”, asegura. Además, ahora compiten con Youtubers que con su fama incursionan en la actuación. “Me parece bien que quieran serlo, pero deberían respetar a los demás actores como yo que siente real pasión por este trabajo”. Hace un año obtuvo su grado y aunque no se queja de las oportunidades que ha recibido, aún sigue buscando un papel interesante. Ella sueña con uno como el de Natalie Portman en el Cisne Negro. Pero no ha sido fácil. El principal obstáculo es que en esta industria hay un estereotipo de la mujer latina y la mayoría de los papeles que le ofrecen lo reproducen. “Me gustaría hacer de latina callada, pero para ellos eso no existe, entonces uno queda atrapado en el de la latina gritona que no sabe hablar inglés bien”. Ante eso, ha optado por escribir su propio material hasta que salga la oportunidad de hacer algo que se adapte a su perfil.
Los días de una aspirante a actriz como ella pasan entre audiciones y en participar como audiencia en programas de televisión o seriados. Muchas veces, aunque no sea su caso, nada sucede. Por eso la película La, la land les llegó al alma de los estudiantes de actuación. “Es verdad, uno puede ir a 100 audiciones y no quedas en ninguna”, admite. A pesar de que México ha ganado muchos premios Óscar y una película koreana está en la lista de premiados ella siente que aun Hollywood está dominado por Estados Unidos y Gran Bretaña. La ayuda de otros connacionales que ya han triunfado tampoco cuenta. Una de sus amigas actrices, también colombiana, fue a una de las ceremonias de premiación a ‘llenar la silla’, algo por lo cual reciben un pago. “Entró al baño y estaba Sofía Vergara y le dijo: ‘soy de Colombia, qué orgullo’, y lo hizo con la intención de agradecerle, no de pedirle trabajo, pero ella la miró mal y fue odiosa”, relata. Triunfar en Hollywood es un asunto solitario y demanda mucha paciencia. “Allá el único apoyo que uno tiene es la familia y los amigos”. Su interés en la actuación comenzó desde muy pequeña con las películas de Harry Potter. Aunque era tímida, le gustaba actuar y cantar y ese interés llevó a sus padres a matricularla en Missy, donde permaneció hasta que sus compañeritos empezaron a hacerle bullying. Cuando se graduó del colegio esa pasión todavía estaba viva. Les dijo a sus padres que quería irse a Los Ángeles a estudiar actuación formalmente. Para muchos la lucha empieza desde ese momento, cuando hay que convencer a la familia de que eso es lo que quieren hacer, a pesar de que ellos no vean la actuación como una carrera que ofrezca seguridad económica. Frente a todos los pronósticos, la suya la apoyó a ciegas. Se matriculó en The American Academy of Dramatic Arts, donde también estudiaron Anne Hathaway, Paul Rudd y Jessica Chastain.
En la academia sus profesores fueron muy duros y ella, que llegó con confianza absoluta en su talento, vio como se la destruyeron en poco tiempo. Cuenta que en el primer año los que son malos los echan y en esa lista caen la mitad de los estudiantes. Ella sobrevivió. Por eso salir graduado es un gran logro. Ella recibió su diploma en 2018. El año siguiente se dedicó a buscar trabajo, otra gran prueba en esta profesión. Por fortuna se ha presentado en varias audiciones y ha estado siempre ocupada con pequeños trabajos. Uno de los papeles más interesantes que ha interpretado ha sido el de Juana, para un filme corto que estará debutando en los festivales de cine del mundo. Es la historia de una latina que tras la muerte de sus padres termina en las calles. Para llamar la atención en esta industria son importantes las redes sociales, aunque ella prefiere reunirse con la gente frente a frente. “Le escribo al director de casting, que es el guardián de la puerta, el que lleva a los aspirantes a actores a la audición”. Ya en la audición la responsabilidad de lucirse es de cada cual. Un casting es la prueba de fuego. “Es horrible, audicionar no tiene sentido alguno porque es pararse al frente de un montón de personas que lo están juzgando. Yo entro y empiezo a temblar y me tenso y si uno no controla esa sensación los nervios te ganan”. Cuenta que el protocolo es llegar, pero no saludar ni hablarle a ese jurado. Cuando ellos dicen que haga algo extra es una buena señal porque indica que están interesados y explorando si el aspirante puede recibir órdenes y hacer el papel, pero “cuando te dicen solo ‘muchas gracias’ es una forma de decir ‘no es lo que necesitamos’”. A pesar de todo esto, lo más difícil que deben enfrentar algunas actrices es que les pidan que se desnuden pues el director requiere ese tipo de escenas. A ella no le ha tocado pero sí a sus amigas. “Para mí lo más duro es que me critiquen el acento porque tenemos un buen nivel de inglés debido a que en la universidad estudiamos el lenguaje fonético. Pero aunque yo crea que mi inglés es nativo, para ellos aun produzco sonidos mínimos que se sienten diferente y con eso te dan duro”, explica.
“La suerte es importante pero tienes que estar preparada para tomar ese momento”, dice. Por eso aconseja ir a todos los castings porque no se sabe cuál oportunidad será la que lo llevará a buen puerto. Los sueldos no son malos, pero el lío es que, luego de un trabajo de tres días con un sueldo aceptable, un actor puede pasar un año sin conseguir un papel. Hay temporadas en que hay muchas cosas y otras en que no. Por eso muchos trabajan en bares y hoteles mientras sale lo que quieren. “Yo voy a programas como el de James Corden, o The Big Bang Theory o nuevos pilotos de Netflix y te pagan por ser audiencia. Uno aprende mucho porque ve cómo se hacen las cosas. Cuenta que en estos programas los dejan unos minutos más al final para pedirles 10 segundos de risa, otros diez de aplausos, que luego saldrán en la edición que se ve en televisión. Porque contrario a lo que crean, a veces estos personajes no son chistosos. “Incluso nos dicen que practiquemos la risa. A mí me rompieron el corazón pero si a uno le salen a la semana cinco audiencias de estas te ganas 100 por cada una y eso es bueno. En un show de Ellen me gané, además, un viaje a Abu Dabi. En Los Ángeles cualquier cosa puede pasar”. Laura no descarta venir a trabajar a Colombia, pero por ahora sus planes están allá. Para ella actuar la hace feliz porque es como jugar a ser cualquier cosa, como cuando era una niña y pensaba en ser un superhéroe, un mago o cualquier otro personaje. Hoy, ya graduada le gustaría contar historias de mujeres latinas, relatos diferentes a los de las mujeres en Narcos, “historias que deben ser contadas”. Su objetivo ahora es participar en muchos más castings. Ahora está pendiente de uno para HBO. Aprovechar todas las oportunidades es importante no solo porque en cada una se aprende algo nuevo sino porque nadie sabe a dónde la lleve abrir esa puerta. “Allá es pasito a pasito. No es una carrera de 100 metros sino una maratón larga. Es de m