El síndrome de colon irritable es un trastorno frecuente que afecta al intestino grueso y los signos y síntomas incluyen cólicos, dolor abdominal, hinchazón abdominal, gases y diarrea o estreñimiento (o ambos), de acuerdo con Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación.
“Solo una pequeña cantidad de personas con síndrome de colon irritable tienen signos y síntomas graves. Algunas personas pueden controlar los síntomas con cambios en la dieta, el estilo de vida y en el nivel de estrés. Los síntomas más graves se pueden tratar con medicamentos y asesoramiento”, según la entidad.
Sin embargo, otros síntomas comunes son:
- Dolor, cólicos o hinchazón en el abdomen relacionados con la evacuación intestinal.
- Cambios en el aspecto de las deposiciones.
- Cambios en la frecuencia con la que se evacúan los intestinos.
Otros síntomas que suelen estar relacionados incluyen hinchazón, aumento de gases o mucosidad en las heces.
Además, Medline Plus, la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, reveló que la mayoría de las personas con diagnóstico de síndrome del intestino irritable pueden controlar sus síntomas con dieta, manejo del estrés, probióticos y medicinas.
Por ello, La Vanguardia indicó que las verduras recomendadas para quienes padecen la afección son: “zanahorias, calabacín, patata, boniato, calabaza, judías verdes, endivias o acelgas”.
Sobre la misma línea, el portal portugués de salud, nutrición y bienestar, Tua Saúde, reveló qué alimentos incluir y eliminar de la dieta para evitar la enfermedad:
- Frutas como papaya, melón, fresa, limón, mandarina, naranja o uvas.
- Carnes blancas como pollo o pavo sin piel.
- Pescados de cualquier tipo, preparados a la plancha, al horno o al vapor.
- Huevos.
- Leche desnatada y quesos blancos sin lactosa (si por algún motivo se siente malestar al ingerir este tipo de productos debe evitarlos).
- Bebidas vegetales de almendra, avena o coco.
- Tes con propiedades digestivas y calmantes, como la manzanilla, tilo o toronjil (melisa), debiendo tomarse sin azúcar.
- Harina de avena, de almendras o de coco para preparar pan, tortas, galletas y ponquecitos caseros.
- Quinoa, alforfón y sorgo.
Por su parte, señaló en su portal web que “en la dieta para el síndrome de intestino irritable es importante evitar alimentos que sean estimulantes como café, chocolate, bebidas energéticas, té negro y té verde; la ingesta de bebidas alcohólicas y de alimentos que contengan edulcorantes artificiales; de condimentos como la pimienta, picante, cubitos de caldo y salsas; y de alimentos con elevado contenido de grasas y de azúcares, como frituras, embutidos, cortes de carne roja con mucha grasa, quesos amarillos, queso crema, comidas congeladas tipo nuggets, pizzas o lasañas, comidas rápidas, galletas rellenas, pasteles elaborados, entre otros”.
No obstante, al igual que con cualquier alimento que se quiera incluir o retirar de la dieta diaria, es importante consultar al médico tratante o a un nutricionista sobre cuál es la mejor manera de consumir, y si las condiciones médicas ya existentes no son un impedimento para beneficiarse de todas las propiedades del alimento ya nombrado, pues la información antes dada de ninguna manera sustituye la asesoría médica.
De todos modos, la especialista de la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD), Susana Jiménez le dijo a CuídatePlus que “no existen fórmulas mágicas (limpieza de colon, dietas definitivas) que consigan curar la enfermedad”.
“La mejor forma de detectar una asociación entre los síntomas del síndrome de intestino irritable y la sensibilidad alimentaria es eliminar ciertos grupos de alimentos sistemáticamente (lo que se denomina dieta de eliminación), que solamente se recomienda bajo supervisión médica o de un nutricionista”, explicó la especialista.
Sobre la misma línea, se pueden tomar otras medidas para cuidar el colon como perder peso si la persona presenta sobrepeso; llevar una dieta saludable con un bajo contenido de sal y rica en frutas, vegetales y granos integrales; no beber alcohol; mantenerse activo físicamente (realizar ejercicio mínimo treinta minutos por día); dormir lo suficiente y beber mucho líquido.