Los laxantes naturales son alimentos que mejoran el tránsito intestinal, previniendo el estreñimiento y promoviendo la salud del intestino, de acuerdo con el portal portugués de salud, nutrición y bienestar, Tua Saúde.
De hecho, el estreñimiento crónico también puede provocar que las personas hagan demasiada fuerza para defecar, lo cual puede ocasionar algunas complicaciones como:
- Inflamación de las venas del ano (hemorroides). Hacer fuerza para evacuar los intestinos puede provocar una inflamación de las venas que se encuentran en el ano y alrededor de este.
- Ruptura de la piel del ano (fisura anal). Las heces grandes o duras pueden provocar pequeñas rupturas en el ano.
- Heces que no pueden eliminarse (retención fecal). El estreñimiento crónico puede provocar una acumulación de heces duras que se atascan en los intestinos.
- Intestino que sobresale a través del ano. Hacer fuerza para evacuar los intestinos puede hacer que una pequeña porción del recto se estire y sobresalga a través del ano.
Por ello, el portal portugués reveló que combinar papaya y naranja podría servir como un poderoso laxante casero, ya que son una excelente fuente de fibras, además de contener papaína que es una enzima que ayuda a la digestión de los alimentos, siendo una buena opción de laxante natural.
Así las cosas, para obtener los beneficios hay que licuar una taza de jugo de naranja con una rebanada de papaya sin cáscara y cuando se consiga una mezcla homogénea se consume y en ayunas.
Es más, es importante señalar el jugo mencionado, al tener un efecto laxante potente, pueden causar efectos secundarios como cólicos abdominales e incluso deshidratación, por lo que no se deben utilizar por más de una semana.
Adicional, para obtener mejores resultados y tener una buena salud intestinal, se pueden seguir otras recomendaciones de Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación, como, por ejemplo:
- Consumir alimentos ricos en fibra, como salvado de trigo, frutas y verduras frescas, y avena. Un adulto promedio debe consumir entre 25 y 31 gramos de fibra por día.
- Beber mucha cantidad de líquido todos los días, unos ocho o diez vasos (8 onzas) de bebidas descafeinadas no alcohólicas durante el día.
Sin embargo, el consumo de agua puede variar dependiendo de las actividades que se realicen día a día. Por ejemplo, si la persona hace ejercicio debe consumir más agua, para cubrir la pérdida de líquidos. Asimismo, si el clima es cálido y se suda más, es recomendable aumentar la ingesta de agua, o si una mujer está embarazada, es posible que necesite más líquidos.
- Hacer ejercicio con regularidad. Lo ideal es seguir las nuevas directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que recomiendan por lo menos de 150 a 300 minutos de actividad física aeróbica de intensidad moderada o vigorosa por semana para todos los adultos, incluidas las personas que viven con afecciones crónicas o discapacidad, y un promedio de 60 minutos al día para los niños y adolescentes.
- Controlar el estrés.
- Cuando se sienta el impulso de defecar, no pasarlo por alto. Además, es importante procurar establecer horarios regulares para evacuar el intestino, especialmente después de una comida.
De todos modos, la información antes dada de ninguna manera sustituye la asesoría médica y por ello lo primero que hay que hacer es consultar a un experto de la salud para que sea este quien guíe el proceso e indique qué es lo más adecuado para cada persona.