La nutrición tiene como principal función transformar y extraer los nutrientes necesarios de los alimentos que se consumen diario. Por medio de este proceso, el cuerpo genera la energía necesaria para mantener el organismo y que desarrolle sus funciones correctamente. Del mismo modo, produce elementos necesarios para los procesos de obtención, asimilación y metabolismo de los nutrientes.

De este modo, para obtener una nutrición saludable, es esencial consumir alimentos con múltiples vitaminas y minerales que potencialicen el organismo y ayuden a vivir mejor. Con ello, los expertos aconsejan consumir alimentos ricos en omega-3 especialmente los mariscos y algunos tipos de pescados.

Con respecto a esto, el portal web Salud y Bienestar, destaca los niveles altos de ácidos grasos omega-3 que se encuentran en los mariscos, pues esto ayuda a reducir el riesgo de una infección crónica. Esto fue comprobado por el estudio “Association of omega 3 polyunsaturated fatty acids with incident chronic kidney disease: pooled analysis of 19 cohorts” publicado por The BMJ.

Según los investigadores, los resultados del estudio respaldan las medidas clínicas que recomiendan un consumo adecuado de mariscos y pescado azul como parte de una dieta saludable que favorezca principalmente función renal. Cabe mencionar que la afección renal crónica afecta a más de 700 millones de personas en todo el mundo y puede desembocar en insuficiencia renal y muerte.

Los riñones son dos órganos que requieren una diesta saludable. Getty Images. | Foto: Ben-Schonewille

Para profundizar en este beneficio que ofrecen los mariscos y el pescado azul, un equipo de investigadores del Instituto George de Salud Mundial y la Universidad de Nueva Gales del Sur (Australia) recolectó y analizó los resultados de 19 estudios hechos en 12 países hasta mayo de 2020 sobre la relación entre los niveles de biomarcadores de ácidos grasos poliinsaturados n-3 y el desarrollo de una enfermedad renal crónica en adultos.

Luego de tener en cuenta factores como la edad, el sexo, la raza, el índice de masa corporal, el tabaquismo, el consumo de alcohol, la actividad física, las cardiopatías y la diabetes, evidenciaron que los niveles de ácidos grasos poliinsaturados omega-3 en los alimentos de origen marino se asociaron a un riesgo ligeramente inferior en un 8 % de desarrollar enfermedad renal crónica (ERC).

“Aunque nuestros hallazgos no demuestran una relación causal entre los AGPI n-3 del marisco y el riesgo de ERC, apoyan y son coherentes con las directrices clínicas actuales que recomiendan una ingesta adecuada de marisco como parte de patrones dietéticos saludables, especialmente cuando el marisco sustituye la ingesta de alimentos menos saludables” señalan los investigadores.

Los ácidos grasos omega 3 del marisco están asociados a un menor riesgo de problemas renales crónicos. | Foto: Getty Images

Asimismo, indica que es necesario más ensayos controlados aleatorios para evaluar el posible papel beneficioso de los AGPI n-3 del marisco en la prevención y el tratamiento de la ERC.

Poderosos beneficios del pescado azul para vivir mejor

Ahora bien, el portal en mención destaca los beneficios que otorga el pescado azul, un alimento que también es rico en grasas omega-3 y vitamina D. Incluso, un estudio publicado en Nutrients y Clinical Nutrition que fue llevado a cabo por investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), el CIBERESP e IMDEA-Alimentación, concluyó que los nutrientes que aporta el consumo de pescado azul, se asocian a una menor incidencia y mejor evolución del dolor entre los adultos mayores de 60 años.

Consumir pescados azules puede ayudar a que el cuerpo genera colágeno de manera natural. | Foto: Getty Images

“La vitamina D tiene acciones sobre el metabolismo óseo, la inflamación y la regulación del sueño, mientras que las grasas omega-3 tienen acciones antiinflamatorias y analgésicas. Dado que ambos nutrientes se pueden ingerir como parte de la dieta, especialmente a través del pescado, nos propusimos comprobar si un mayor consumo de pescado e ingesta de vitamina D y grasas omega-3 se asociaba con la aparición y evolución del dolor”, explican los autores.