Originario de Asia y muy conocida en África, el árbol de moringa continúa extendiéndose en Europa y América. Aunque los científicos centran la atención en el consumo de sus hojas, las semillas de esta planta también tienen gran potencial nutracéutico. En algunos países de África, se consumen naturales o tostadas pues tienen una valiosa composición nutricional y un alto contenido en sustancias medicinales.
Con bajo contenido de almidón, las semillas de moringa son una fuente importante de proteínas, ácidos grasos poliinsaturados (incluyendo omega 3 y 6), fibra dietética, minerales, vitaminas, polifenoles, alcaloides (moringina) y glucosinolatos. Por si ésto fuera poco, la germinación de las semillas de moringa oleífera L potencia la actividad antioxidante de los germinados e incrementa su contenido de proteínas, fibra, grasas, riboflavina, tiamina, compuestos fenólicos, GABA y tioglicósidos individuales.
Todos estos biocompuestos están asociados con la prevención y el tratamiento de varias enfermedades degenerativas, crónicas y catastróficas tales como la diabetes mellitus tipo 2, enfermedades cardiovasculares, anemia y el cáncer.
Según las directrices de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), la ingesta de más de 25 gramos de fibra al día es recomendable para mantener la función intestinal y reducir el riesgo de aumento de peso, enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2, por lo que el consumo de 100 gramos de brotes de moringa por día podría satisfacer estas necesidades.
Las propiedades antioxidantes
Cabe mencionar que los antioxidantes son compuestos químicos que interactúan con los radicales libres y los neutralizan, lo que les impide causar daño. Los antioxidantes se conocen también como “carroñeros de radicales libres”. El cuerpo produce algunos de los antioxidantes que usa para neutralizar los radicales libres.
La moringa es una rica fuente de sustancias antioxidantes, las cuales ayudan en la prevención de formaciones malignas y mejoran la salud cardiovascular, ya que reducen el efecto de los radicales libres, responsables del envejecimiento, y el deterioro general del organismo. Se ha encontrado en numerosos estudios que reduce el daño oxidativo.
Además, los antioxidantes de la moringa pueden ayudar a proteger el cabello de los radicales libres, lo cual lo puede mantener limpio y saludable. Además, también protege a las células dérmicas de cualquier daño y eliminan las toxinas para lucir joven y nutrido.
Se tienen registros históricos de que en la India, esta planta era usada para prevención de tumores y actualmente y de acuerdo con científicos expertos en moringa, la medicina tradicional podría concordar con los estudios que han realizado, porque según señalan, parece que ayudan a detectar y desactivar tumores incipientes.
De acuerdo con el doctor Mark Olson, del Instituto de Biología de la UNAM, las aportaciones nutritivas de esta especie vegetal fueron comprobadas desde hace muchos años. Sin embargo, su contribución a la prevención de enfermedades aún debe corroborarse con investigación y estudios clínicos, por lo que se sugiere que antes de ingerirla consulte con su médico de cabecera.
El experto también asegura que la moringa ha sido utilizada más por su uso medicinal que por el nutritivo y aunque se han realizado estudios en animales para comprobar su eficacia en el tratamiento de algunas enfermedades, aún no se tiene ningún estudio clínico para corroborar su efectividad.