El oxígeno es un componente esencial para el cuerpo debido a que participa en diversas reacciones metabólicas como la obtención de energía a través de la oxidación de los nutrientes. La respiración a través de los pulmones es la que garantiza que el cuerpo renueve el oxígeno de manera permanente y de no ser así, las consecuencias podrían ser fatales.
“Las células necesitan oxígeno para producir energía. Los pulmones absorben el oxígeno del aire que se respira. Luego ingresa a la sangre desde los pulmones y viaja a los órganos y tejidos del cuerpo”, explica la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
“Cuando las células del cuerpo son privadas de oxígeno, mueren”, asegura el portal Salud Médica. De acuerdo con este sitio web, una correcta oxigenación contribuye a eliminar desechos tóxicos a través de su oxidación. En este proceso es fundamental el buen funcionamiento de los glóbulos rojos que transportan hemoglobina hacia todas las células del cuerpo. La hemoglobina es una proteína transportadora de oxígeno.
El portal Cuerpo Mente, por su parte, indica que el cuerpo tiene un gran poder regenerador y por ello cada día se renuevan unas 300.000 millones de células que ayudan a que el organismo funcione adecuadamente. Una de las mejores formas de hacerlo es a través de una buena nutrición, rica en compuestos antioxidantes; sin embargo, es el oxígeno el factor más importante.
“Cuando hay un nivel adecuado de oxígeno en el organismo, este funciona mejor, y el sistema inmunitario combate eficazmente invasiones bacterianas, víricas, parasitarias, fúngicas… En general, las células sanas se desarrollan favorablemente en entornos bien oxigenados”, asegura Cuerpo Mente.
Por el contrario, cuando no hay suficiente oxígeno, las células recurren a su protoplasma para conseguirlo, o fermentan sus propios azúcares, y esto altera su metabolismo. Según los expertos, cuando se presenta falta de oxígeno, las células se debilitan, mutan o mueren creando sustancias tóxicas que invaden la sangre y generan afectaciones de salud.
Existen algunas maneras naturales para mejorar los niveles de oxigenación en el cuerpo:
Dieta alcalina. El portal Salud Médica indica que algunos alimentos dejan residuos ácidos, lo que lleva a una disminución en el PH de la sangre. “Estos son los alimentos de origen animal (carnes, lácteos) y aquellos refinados y procesados. Sin embargo, los vegetales, frutas, frutos secos, semillas y granos dejan un residuo alcalino. Si estos últimos predominan en la dieta, los niveles de oxígeno se incrementan”, asegura.
Realizar ejercicio. La actividad física regular disminuye la generación de radicales libres por parte del organismo y a la vez potencia la producción de antioxidantes endógenos como el glutatión. Los expertos recomiendan empezar por una actividad moderada, como caminar a paso ligero durante 30 minutos, para que la hormona cortisol no aumente demasiado, precisa Cuerpo Mente.
Beber suficiente agua: el consumo de líquido no solo es necesario para la utilización del oxígeno, sino también para el transporte de sangre. Lo ideal es incrementar la ingesta diaria de agua de buena calidad, preferiblemente filtrada o mineralizada.
Consumir plantas: el consumo de ciertas plantas puede ser beneficioso para obtener una buena oxigenación, pues estas tienen una amplia variedad de beneficios y nutrientes que provocan efectos positivos en el organismo, asegura un artículo publicado en el diario El Universal, de México. En la lista están el jengibre, romero, yerba mate y cúrcuma, cuya ingesta puede realizarse en infusión, principalmente.
Alimentos con clorofila: esta sustancia se puede obtener mediante el consumo de algas y hojas verdes como las espinacas, hojas de brócoli, acelgas, perejil, espárragos, pimientos y col rizada. Dentro de sus beneficios destaca que ayuda a oxigenar la sangre y a aumentar su producción, además de reforzar la absorción de nutrientes y desintoxicar el organismo.
Respirar correctamente: cuando una persona toma aire, los vasos sanguíneos se contraen reduciendo la llegada de oxígeno a las células. “Por este motivo, es recomendable realizar respiraciones lentas (12 por minuto aproximadamente), desde el diafragma y a través de la nariz (en lugar de la boca)”, precisa Salud Médica.