Ciertamente, dormir es una de las actividades más importantes para que el cuerpo descanse y el cerebro se renueve. “El descanso afecta a casi todos los tejidos de nuestro cuerpo”, asegura el doctor Michael Twery, de los National Institutes Health (NIH).
Lo anterior lo corrobora otro colega, el doctor Merrill Mitler, neurocientífico de los NIH que en un informe señala que “el dormir mantiene todos los aspectos del cuerpo de una forma u otra: el equilibrio energético y molecular, así como también la función intelectual, el estado de alerta y el humor”.
Por esto, el experto asegura que no dormir de la manera correcta ni en el tiempo adecuado -7 a 8 horas, según la edad- afecta las funciones cognitivas como el razonamiento e incluso la capacidad de resolver problemas.
Sin embargo, algunos hábitos pueden incidir en el insomnio, como el consumo de bebidas como el café -según menciona-, o la ingesta de alimentos pesados antes de dormir.
Pero de hecho, con el paso de los años -según la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos (MedlinePlus)- el sueño se vuelve más ligero: “La privación del sueño con el tiempo puede ocasionar confusión y otros cambios mentales”, explica.
Esto lo corrobora, el artículo “El sueño y el envejecimiento humano”, liderado por Bryece Mandet, Jose Winer y Matthew Walker, publicado en PubMed de la National Library of Medicine, que menciona que los cambios de sueño basados en el envejecimiento se dan frecuentemente en personas de más de 75- 80 años que padecen de trastornos de la fase del sueño REM, que también son asociados con demencias degenerativas.
Por esto, una desconexión de neuronas puede ser parte del motivo por el que, con la edad, dormir no sea tan placentero, una afirmación que requiere más hallazgos. Las personas logran dormir más por fragmentos en el día, según su edad: un 10 % quienes están entre los 55 y 64 años y un 25 % quienes se encuentran entre 75 y 84 años de edad.
No obstante, no dormir o tener un sueño de mala calidad -para cualquier persona sin importar la edad- se puede convertir en un trastorno:
- Hipersomnio: cuando la persona experimenta una somnolencia excesiva durante el día, señala MedlinePlus.
- Narcolepsia: la Clínica Mayo asegura que es un trastorno que se debe a una somnolencia extrema, pero a diferencia de la hipersomnia, una persona repentinamente se puede quedar dormida.
¿Cómo poder dormir sin dar tanta “vuelta”?
A la falta de sueño se le llama insomnio, que de acuerdo con los NIH, muchas personas lo tienen ocasional, pero cuando se vuelve crónico, es decir, más de 3 noches en una semana no se puede conciliar el sueño, esto repercute en cambios de humor, como irritabilidad o agotamiento, provocando ansiedad.
Por esto, para no dar tantas vueltas en la cama y poder conciliar el sueño rápido, los NIH sugieren:
- Tener un horario para dormir, es decir, acostumbrar al cuerpo a descansar a determinada hora, y asimismo, a levantarse.
- No usar dispositivos electrónicos antes de dormir. A cambio de esto, se puede crear un ambiente propicio en la habitación con la ayuda de música relajante. Por lo que es importante retirar o apagar todo aquello que emita luz.
- Incluso menciona la prestigiosa entidad de salud, que si pasados 20 minutos no se logra conciliar el sueño, “levántese y realice una actividad relajante hasta que vuelva a sentir sueño”.
- Es importante el consumo de alimentos ligeros para que el cuerpo puede tener un buen proceso de recuperación y no sienta pesadez, mismo que interrumpe el sueño.
- Por último, aconseja no dormir después de las 4 o 5 de la tarde, inclusive si son sueños de corto tiempo.