El azúcar en la sangre, también llamada “glucosa” es el azúcar principal que se encuentra en la sangre y proviene de los alimentos que se consumen y es la principal fuente de energía, de acuerdo con Medline Plus, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
Además, una cantidad excesiva de glucosa en la sangre podría ser un signo de un problema médico serio llamado hiperglucemia, el cual puede ser un signo de diabetes, pero los niveles altos de glucosa en la sangre también pueden ser causados por otras enfermedades que afectan los niveles de insulina o glucosa en la sangre, como problemas con el páncreas y glándulas suprarrenales.
Por ello, si el azúcar está elevada, El Universo reveló que el consumo de cebolla ayuda a regular los niveles, pues citó un estudio de la Universidad Estatal del Delta que señala que “las ratas que recibieron 400 mg y 600 mg por kilo de peso corporal redujeron de forma notable sus niveles de azúcar en sangre en un 50 % y un 35 %, respectivamente”.
Además, el portal portugués de salud, nutrición y bienestar Tua Saúde explicó que la cebolla “ayuda a regular el azúcar en la sangre, debido a que contiene quercetina y compuestos sulfurados que poseen propiedades hipoglucemiantes”.
Información nutricional por 100 gramos de cebolla:
- Calorías: 29 kcal.
- Carbohidratos: 5,1 g.
- Fibra: 1,3 g.
- Potasio: 278 mg.
- Vitamina C: 19 mg.
- Vitamina K: 170 mg.
- Calcio: 31 mg.
De todos modos, antes de consumir algún alimento lo primero que hay que hacer es consultar al médico tratante o a un nutricionista para que sea este quien guíe el proceso e indique qué es lo más adecuado para cada persona, pues las anteriores recomendaciones no son las indicadas para todas las personas, ya que la información antes dada de ninguna manera sustituye la asesoría médica.
Por su parte, otras formas de controlar los niveles de azúcar en la sangre son:
1. No fumar. Si una persona tiene diabetes y fuma, las probabilidades de tener problemas de salud graves a causa de la diabetes son mayores y estos problemas incluyen:
- Enfermedad de los riñones.
- Mala circulación sanguínea en las piernas y los pies que puede causar infecciones, llagas y su posible amputación (operación para cortar una parte del cuerpo, como los pies o los dedos de los pies).
- Retinopatía (una enfermedad de los ojos que puede causar ceguera).
- Neuropatía periférica (daño en los nervios de las piernas y los brazos que causa adormecimiento, dolor, debilidad y mala coordinación).
2. Reducir el consumo de alcohol y hacerlo con moderación. Para los adultos sanos, esto significa una copa por día, para las mujeres de todas las edades y para los hombres, mayores de 65 años. Y hasta dos copas por día, para los hombres menores de 65 años.
3. Controlar el estrés. El estrés aumenta los niveles de azúcar en la sangre, de acuerdo con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).
4. Dormir bien. Hasta una sola noche de muy poco sueño puede hacer que el cuerpo use la insulina de manera menos eficaz.
5. Hacer ejercicio con regularidad. La OMS sugiere realizar actividades físicas aeróbicas moderadas durante al menos 150 a 300 minutos o actividades físicas aeróbicas intensas durante al menos 75 a 150 minutos, o una combinación equivalente de actividades moderadas e intensas a lo largo de la semana.
6. Tener una alimentación saludable, sin azúcar ni grasas saturadas y tener en cuenta que algunos alimentos que suben la insulina en la sangre son: chocolates, caramelos, mermeladas, miel, helados, gaseosas, alcohol, galletas dulces, comida rápida, harina de trigo refinada, cereales azucarados, entre otros.