Sin duda, el corazón es un órgano vital para vivir; sin embargo, puede estar expuesto a enfermedades cardiovasculares (ECV), las cuales son definidas como desórdenes del corazón y de los vasos sanguíneos, entre las que se incluyen la cardiopatía coronaria, las enfermedades cerebrovasculares, la cardiopatía reumática, las arteriopatías periféricas, las cardiopatías congénitas y las trombosis venosas profundas y embolias pulmonares.

Muchas de estas patologías se deben a la aterosclerosis, una afección que ocurre cuando la grasa y el colesterol se acumulan en las paredes del vaso sanguíneo (arteria). De acuerdo con MedlinePlus, sitio web de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, cuando se acumula esta sustancia surge la placa, que con el tiempo puede estrechar los vasos sanguíneos y causar problemas en todo el cuerpo. Si una arteria resulta obstruida, esto puede llevar a que se presente un ataque cardíaco o un accidente cerebrovascular.

Si una arteria resulta obstruida, esto puede llevar a que se presente un ataque cardíaco o un accidente cerebrovascular. | Foto: Getty Images

Por lo anterior, es fundamental cuidar la salud del corazón y las arterias, dos partes del cuerpo que se encargan de suministrar oxígeno y nutrientes a todo el cuerpo y eliminar el dióxido de carbono y los elementos residuales, pues a medida que la sangre viaja por el cuerpo a través de las venas y arterias, el oxígeno se consume y la sangre se convierte en desoxigenada.

Una de las mejores formas de proteger el corazón es a través de los alimentos que se incluyen en la dieta diaria. Los expertos en salud insisten en que el consumo suficiente de variedad de frutas y verduras puede reducir el riesgo de enfermedades crónicas y muerte prematura.

Una investigación publicada en la revista Circulation de la Asociación Americana del Corazón reveló que los participantes que consumían al día cinco porciones de frutas y verduras (dos de fruta y tres de verdura) tenían un 12 % menos de riesgo de padecer muerte por enfermedades cardiovasculares, incluidas las cardíacas y los accidentes cerebrovasculares.

El tomate de árbol es una opción que ayuda a cuidar la salud del corazón. El también conocido como tamarillo es reconocido por ser un fruto tropical que aporta nutrientes y vitaminas beneficiosas para la salud del organismo si se consume de manera regular y en el marco de una dieta saludable.

El tomate de árbol es una fruta que contiene vitaminas y minerales necesarios para el fortalecimiento del cuerpo. | Foto: Getty Images

Según el portal de bienestar y salud Tua Saúde, contiene “fibras, compuestos fenólicos (ácido rosmarínico), vitamina C y carotenoides que poseen propiedades antioxidantes que ayudan a disminuir el colesterol LDL ‘malo’. Por este motivo, el consumo regular de este fruto ayuda a reducir el riesgo de padecer enfermedades cardíacas, como aterosclerosis, ACV e infartos”.

Adicionalmente, este fruto es buena fuente de antioxidantes naturales que ayudan a reducir los niveles de tensión arterial alta, un padecimiento que afecta las arterias y los vasos sanguíneos, ocasionando que la sangre no fluya de manera normal.

El tomate de árbol es una opción que ayuda a cuidar la salud del corazón. | Foto: Getty Images

El tomate de árbol es rico en sodio y potasio, dos electrolitos necesarios para un correcto funcionamiento del organismo, especialmente en referencia al sistema cardiovascular. Sus actividades están relacionadas, pero ejercen funciones diferentes.

Para obtener cualquiera de sus beneficios, este fruto se puede consumir de varias formas. La opción más sencilla es comerlo sin ninguna preparación, separando la cáscara que normalmente es amarga. Tanto la pulpa como las semillas son comestibles. De igual forma, la pulpa se puede mezclar en batidos y zumos de frutas o preparar un jugo solo con agua.

¿Cómo consumir el tomate de árbol?

Según el portal portugués citado, “para preparar un vaso de jugo de tomate de árbol se debe retirar la cáscara, que se puede hacer con un cuchillo o hirviéndolos durante unos minutos para ablandarla y retirarla fácilmente. Después, hay que licuar una unidad y media, que equivale a 100 g aproximadamente, en 200 ml de agua. Posteriormente, se cuela, se agrega un poco de hielo y se bebe”.