Al hablar de tuberculosis se hace mención a una patología pulmonar que al ser detectada a tiempo, es posible impedir su desarrollo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) explica que la tuberculosis es una enfermedad infecciosa causada por un tipo de bacteria que afecta directamente a los pulmones. Se propaga por el aire cuando una persona infectada tose, estornuda o escupe.

Las cifras estimadas de la entidad señalan que al menos una cuarta parte de la población mundial se ha infectado por esta condición. Entre el 5 y el 10% de las personas infectadas acabarán presentando síntomas y enfermando de tuberculosis.

Por otro lado, las personas con infección por tuberculosis latente no se sienten enfermas ni son contagiosas, lo cual implica que esta enfermedad sea contagiosa. Los síntomas no afectan a todas las personas, debido a que esta patología en varios casos tiende a ser asintomática. Empero, cuando una persona tiene tuberculosis, puede experimentar tos crónica (con sangre en el peor de los casos), dolor torácico, astenia, cansancio, pérdida de peso, fiebre y sudores nocturnos.

La tuberculosis es contagiable por la tos. | Foto: Getty Images

Del mismo modo, el escenario perfecto para la tuberculosis es encontrar pacientes con diabetes, hiperglucemia, sistema inmunitario leve, sida, malnutrición o consumo excesivo de tabaco. Todas estas condiciones implican que el organismo tenga las defensas bajas a la hora de hacerle frente a las bacterias responsables de la patología.

Al momento de experimentar los síntomas mencionados anteriormente, la recomendación de los expertos de Mayo Clinic es acudir a un centro médico para evitar ser un foco de contagio y hacerle frente de antemano a los síntomas. En un principio, se requieren examinar los ganglios linfáticos para detectar el daño ocasionado en el hinchazón y conocer el estado de los pulmones.

La prueba en cuestión es cutánea, pero no queda de más realizar una de índole sanguíneo para tener un diagnóstico con más exactitud. Los especialistas inyectarán una sustancia llamada tuberculina debajo de la piel del antebrazo para llevarse a cabo el procedimiento.

La tuberculosis deteriora considerablemente los pulmones. | Foto: Getty Images

Entre 48 a 72 horas se realizará un control en la zona donde se inyectó la sustancia. En caso de que el antebrazo se inflame y muestre un bulto elevado, rojo y duro; implicará que la tuberculosis está presente en el organismo. De igual forma, se pueden realizar otras pruebas de laboratorio para tener mayor constancia de la situación médica.

Posterior al dictamen, el especialista recetará una serie de antibióticos que deben ser ingeridos de seis a nueve meses. Cabe mencionar que el procedimiento será más viable a partir de la antelación con la que se acude al centro médico. Por lo cual, a los mínimos síntomas se requiere acudir cuanto antes.

En cuestión, los fármacos empleados son: isoniacida, rifampicina, etambutol y pirazinamida. En caso de que la complicación ocasionada por la tuberculosis no sea mitigada con los medicamentos mencionados, se requiere una combinación de fluoroquinolonas con amikacina o capreomicina. Este procedimiento tarda entre dos a tres años y medio.

El tratamiento de la tuberculosis se hace mediante medicamentos. | Foto: Guido Mieth

Los medicamentos exactos y la duración del tratamiento dependen de tu edad, estado general de salud, posible resistencia a los medicamentos y dónde se encuentra la infección en tu cuerpo. De igual modo, es importante mantener un monitoreo ante el grado de contagio que hay.

No es frecuente que los medicamentos para la tuberculosis tengan efectos secundarios graves, pero, si se presentan, pueden ser peligrosos. Todos los medicamentos para la tuberculosis pueden ser tóxicos para el hígado. Los efectos contraproducentes más frecuentes son: náuseas, vómito, pérdida de apetito, color amarillo en la piel, orina oscura, tendencia a la formación de moretones y visión borrosa.

Igualmente, para prevenir la tuberculosis, hay una bacteria capaz de impedir cualquier complicación. La Fundación Huésped sostiene que la vacuna BCG sirve para prevenir las formas más graves de la tuberculosis. El tratamiento se realiza con cuatro antibióticos durante varios meses y a partir de los mencionados anteriormente. Bajo tratamiento, los síntomas suelen mejoran en dos a tres semanas y la persona puede curarse entre los seis meses y un año. El pronóstico es excelente si la tuberculosis pulmonar se diagnostica a tiempo y el tratamiento se inicia rápidamente