Muchos pacientes con niveles altos de lípidos reciben la orden de tomar medicamentos para controlarlos. Amparados en que cuentan con drogas que les reducen eficazmente la grasa en la sangre, muchos de ellos, sin embargo, siguen comiendo a sus anchas comidas con altos valores de coletesrol y grasa saturada y no hacen los cambios necesarios en el estilo de vida para luchar contra ese factores de riesgo. Es cierto que tragar una píldora al día es mas fácil que cambiar hábitos. Pero los médicos insisten en que para tener los beneficios plenos no basta tomar medicamentos. Incluso algunos creen que las drogas deben ser últimos recursos luego de que los cambios en el estilo de vida hayan fallado. Estos cambios incluyen realizar actividad física, dejar de fumar, reducir el peso y llevar una dieta adecuada. De todas las anteriores consideraciones, la alimentación es fundamental. Es cierto que sólo hacer dieta puede no ser la solución para pacientes con niveles muy altos de colesterol en la sangre. Es diferente un paciente que presenta colesterol ligeramente elevado y sin factores de riesgo de enfermedad coronaria (cuya terapia inicial supondría modificar su estilo de vida y hábitos alimentarios), a otro con diabetes o antecedente de infarto. Este último debe iniciar terapia con fármacos, además de cuidar los hábitos. Pero el mensaje es que aun aquellos que tiene controlado el colesterol deben incluir una dieta para obtener más beneficios del tratamieto farmacológico. La pregunta es cuál funciona mejor. La evidencia científica apunta a que la ganadora es la dieta del Mediterráneo. Las poblaciones de esta región -Italia, España, Grecia y Francia- han llamado la atención de los científicos desde hace un tiempo debido a que sus tasas de mortalidad por enfermedades cardiovasculares es más baja respecto a la de otros países y la diferencia parece radicar en factores ambientales y nutricionales. Los análisis han encontrado que en estos países europreos la gente tiene una tríada compuesta por olivas, trigo y uvas. De allí que el vino y el aceite de oliva sean sus productos por excelencia. El Ministerio de Salud de Colombia también coincide con esa recomendación, pues considera que de todas las dietas propuestas para la disminución de lípidos y la prevención de enfermedades cardiovasculares, sólo la dieta mediterránea mostró cambios significativos en la reducción de la mortalidad por infartos de miocardio. Pero los estudios sugieren que también reduce el riesgo de alzheimer, cáncer, mal de Parkison, diabetes, artritis y síndrome metabólico. Además de ayudar a disminuir los lípidos en sangre, estos alimentos regulan la hipertensión arterial por ser bajos en sodio. La gente en Grecia come en promedio nueve porciones al día de frutas y vegetales ricos en antioxidantes. Otros alimentos potencialmente saludables son las ciruelas, los arándanos, las uvas rojas, las naranjas, las fresas, la espinaca, las repollas de Bruselas, la remolacha, el pimento, el maíz y la berenjena. También consumen pescado casi a diario, así como proteína como guisantes, lentejas y maní, y granos como el fríjol. Aunque puede ser difícil extrapolar esta dieta a las costumbres culinarias de cada país, el portal de medicina natural Equilibrium propone una adaptación de esta dieta a la gastronomía colombiana que consiste en cambiar el aceite de oliva por aguacate. Dada la oferta de frutas en un país como Colombia, señala que no existe ninguna limitación en ese grupo de alimentos. Lo mismo sucede con el pescado. El consumo de cereales debe ser preferiblemente aquellos que son integrales. Las verduras, crudas o cocinadas, todo tipo de legumbres (incluida la soja), fruta fresca, pescado y aves sin la piel. Leche y yogurt sin nata. Además sugiere cocinar los alimentos a la parilla o hervirlos al vapor. En cuanto a las harinas aconseja cambiarlas por la arepa. Al preparar estas comidas es importante evitar usar grasas saturadas o comer muchas nueces, que son ricas en calorías y altas en grasas aunque sean no saturadas. Un cuarto de taza es suficiente al día. Las carnes rojas se deben reducir a tres onzas a la semana. Entre los alimentos que se deben evitar están los muy atractivos postres y pasteles. El agua con gas está bien y el vino es bueno, especialmente si es rojo. La dosis es 5cinco onzas para los hombres y tres para las mujeres, con una comida. Hay que tener en cuenta que la alimentacion es sólo una variable de esta ecuación. El ejercicio físico es otro aspecto que no se puede descuidar.