El cáncer es una de las causas principales de muerte en todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), organismo que reportó casi 10 millones de fallecimientos en 2020. En Colombia en ese mismo año se registraron 113.221 nuevos casos de cáncer, con una tasa estandarizada por edad de 182,3 por 100.000 habitantes, muy cercana a la de países con mayor incidencia en Latinoamérica como México, Argentina y Brasil.
Pero estas cifras aumentarán. Se calcula que habrá 191.631 nuevos casos para 2040 en el país, lo que supondría un aumento del 69,3% y un ascenso de la cifra total de muertes cercano a 101.881 personas.
El aumento se da porque habrá un mayor índice de desarrollo humano. De hecho, Colombia ya está entre los países de alto desarrollo humano, es decir, aquellos que tienen mayor ingreso, lo que lleva a cambiar hábitos alimenticios que incrementan los factores de riesgo para cáncer. Además de eso, está el aumento de la expectativa de vida y, como muchos saben, la edad es un riesgo para el cáncer.
Ese panorama futuro merece una revisión para adecuar el sistema de salud a esta nueva realidad . Colombia es un país con un sistema que está más adecuado para atender las enfermedades agudas que las crónicas. “La persona va por una apendicitis, la curan y no vuelve”, señala Carolina Weisner, directora del Instituto Nacional Cancerológico. Pero las enfermedades crónicas, dentro de las cuales está el cáncer necesitan de otra mirada pues con ellas los pacientes van a estar consultado el sistema con mucha más regularidad. “Se debe reestructurar cómo se ofertan los servicios para que se garantice la continuidad y que el paciente no vaya rebotando de un lado a otro”, dice la funcionaria.
Por eso, la universidad de Harvard realizó un estudio sobre los desafíos y oportunidades de América Latina para evitar el cáncer. En Colombia, invitó a un grupo de instituciones para discutir cuáles eran las prioritarias. Más de 100 profesionales participaron en las discusiones, de las cuales salieron 9 desafíos y oportunidades que hacen parte de esta iniciativa, conocida como Control Integrado del Cáncer para América Latina (ICCI-LA), que cuenta con el apoyo de la UICC (The Union for International Cáncer Control). En Colombia la iniciativa es liderada por el Instituto Nacional de Cancerología – ESE, con el apoyo de la Liga Colombiana Contra el Cáncer, el Centro Oncológico Javeriano, Fundación SANAR, Fundación SIMMON y Novartis Colombia.
Los 9 puntos son de suma importancia. De hecho, el tema del cáncer es más complejo de lo que se cree puesto que en él inciden factores externos. Por ejemplo, no es lo mismo tratar el cáncer en Europa que en América Latina. Según Weisner en Europa el índice de mortalidad es de 7,6 por 100 mil habitantes y en América Latina es de 14 por cada 100 mil, es decir el doble. “Esto quiere decir que en Europa tienen más incidencia de la enfermedad, pero la mortalidad es menor”, explica. Esta disparidad se da por muchas razones, “pero principalmente por las 9 oportunidades en las que hay que trabajar para preparar al país para el manejo del cáncer”.
Las tres primeras de las 9 oportunidades son de prioridad máxima, las tres siguientes son de prioridad alta y las restantes son de prioridad media. Un desafío común identificado tanto en las encuestas entre los socios clave como en los talleres virtuales fue, según Wiesner, la fragmentación del sistema de salud, que trae aparejada una desigualdad en los resultados de salud, los costos y la calidad de los servicios entre los sistemas públicos y privados y las regiones geográficas.
Otras cuestiones incluyeron: la falta de uniformidad en la aplicación de los marcos regulatorios relacionados con la prevención, el control y el cuidado del cáncer, los costos elevados de los servicios oncológicos, la falta de transparencia en la toma de decisiones y la disparidad en el nivel y la calidad de servicios en todo el territorio nacional.
Además de eso, aunque el sistema cuenta con todo, no hay un centro integral de tratamiento donde el paciente pueda tratar su enfermedad sin necesidad de estar movilizándose de un lado a otro. También se estableció que el país cuenta con muchas normas y leyes, pero estas no se cumplen y es preciso implementarlas.
Por último, el sistema no da abasto para cubrir todos los medicamentos y muchos que son buenos, aun no están en el Plan Obligatorio de Salud. “Debería haber un análisis más juicioso por parte del Invima sobre cuáles se cubren y cuales no”, puntualiza Weisner.
Estos son los 9 recomendaciones:
1. Evaluar el grado de implementación de las políticas y leyes actuales relacionadas con cáncer y proponer mecanismos de fortalecimiento para la implementación.
2. Actualizar las normas y políticas integrales de atención oncológica con el liderazgo y acompañamiento técnico desde el Instituto Nacional de Cancerología de Colombia.
3. Fortalecer los registros de cáncer de base poblacional en todo el país.
4. Fortalecer los mecanismos establecidos en el marco normativo vigente para combatir las prácticas inadecuadas en torno al control del cáncer.
5. Fortalecer los mecanismos de inspección, vigilancia y control orientados al adecuado uso de recursos para el control del cáncer.
6. Desarrollar mecanismos y procedimientos para la revisión y ajuste permanente de los recursos necesarios para el control del cáncer.
7. Reestructurar los mecanismos actuales de asignación de recursos sanitarios y prestación de servicios para brindar mayor continuidad a los cuidados oncológicos.
8. Reestructurar la provisión de servicios de atención del cáncer y fortalecer a las autoridades sanitarias regionales para reducir la fragmentación y garantizar la prestación uniforme de servicios oncológicos equitativos de alta calidad.
9. Mejorar la capacitación de los profesionales sanitarios con un enfoque multidisciplinario a la atención oncológica y la provisión de servicios