En muchos países desarrollados, hablar tres y hasta cinco idiomas es normal. En Canadá, por ejemplo, las lenguas oficiales son inglés y francés, pero, además de estas, se habla también, en su orden, mandarín, punjabi, español, italiano, alemán, tagalo, árabe, portugués, polaco y urdu. Se estima que los colombianos que residen en Canadá se acercan a los 200.000.
Justamente, una familia colombiana que emigró a ese país, hace más de una década, ha tenido que enfrentarse al desafío de criar a sus hijos en tres lenguas. “¿Cuál cuento quieres que te lea esta noche?”, pregunta mamá, y Gabriel responde: “The poor madame, esa”. “¿La qué?”, lo interroga ella, de nuevo. Entonces, en el cerebro del niño, todo se ordena en cuestión de segundos, y él mismo lo soluciona: “La pobre viejecita, The poor madame, esa”, contesta en los tres idiomas que hablan en su hogar: español, inglés y francés.
Gabriel tiene 5 años, y ese tipo de anécdotas son pan de cada día. Su hermano mayor Maximiliano, de 12 años, también pasó por lo mismo. “La crianza de los hijos en dos y hasta tres lenguas es otra de las barreras que debemos sortear miles de colombianos que emigramos al exterior. Desde un comienzo, supimos que el español sería la lengua oficial de nuestro núcleo familiar, pero siempre fuimos conscientes de que los hijos crecerían, muy probablemente, en francés, por la escuela y la sociedad que los rodea, y en inglés, la segunda lengua de Quebec y la primera del resto de Canadá”, afirman Jimmy Arias y Piedad Sáenz, los papás de Gabriel y Maximiliano.
Así, hay familias, en Colombia y en el exterior, para quienes resulta ‘un complique’ agregarles otra carga lingüística a sus pequeños. De una u otra manera, está latente el temor de que los niños sufran algún tipo de trastorno o dificultad de aprendizaje.
Verónica es venezolana, y Frederick, francocanadiense, ambos padres de Agathe, de 2 años. “La decisión de que nuestra hija estuviera expuesta al español, mi lengua materna, fue natural. Al ser una pareja intercultural, ambos somos abiertos y respetuosos de nuestros orígenes. Al convertirnos en padres, era seguro que desearíamos transmitir a nuestra hija sus dos raíces (francocanadiense e hispana) a través de nuestras lenguas nativas. En nuestro hogar, la vida transcurre en francés y español. Aceptamos la importancia del inglés, pero deseamos que el foco de nuestra hija sea la lengua de sus padres. El inglés lo aprenderá de todas maneras. No vemos en el hecho de crecer entre varios idiomas una barrera, sino todo lo contrario”, dice Verónica.
No problem
Recientemente, la BBC señaló en un informe, en el que cita diversos estudios sobre cómo funciona el cerebro de las personas multilingües, que hacer malabares con más de un idioma es complejo y, a veces, contraintuitivo. “Resulta que cuando una persona multilingüe quiere hablar, las lenguas que conoce pueden estar activas al mismo tiempo, aunque solo se utilice una. Estas lenguas pueden interferir entre sí, por ejemplo, entrando en la conversación justo cuando no se espera. Y las interferencias pueden manifestarse no solo en los deslices de vocabulario, sino incluso a nivel de gramática o acento”.
Para la ortofonista Marie-Ève Bergeron, de Quebec, que un niño se vea enfrentado a dos o más lenguas, desde temprana edad, no significa que vaya a tener problemas de aprendizaje o que su cerebro tendrá que hacer más esfuerzos para comunicarse. “Por el contrario, dice, crecer expuesto a idiomas diferentes tiene ventajas como aumentar su confianza en sí mismo y hasta favorece su desarrollo intelectual”. De hecho, agrega, los padres deben enfatizar la comunicación en la lengua que más se les facilite a ellos mismos. “Los niños escogerán tranquilamente en cuál se sienten más cómodos, y en el momento adecuado. Por ejemplo, francés con sus amigos del colegio y español o inglés con papá y mamá”, comenta la especialista.
De hecho, Piedad, la mamá de Gabriel, dice que él, por ejemplo, decidió hablar solo en inglés. “Le preguntamos algo en español y nos responde en inglés. A lo mejor se le pase, pero ya no nos preocupamos. Con su hermano mayor muchas veces preguntamos en la escuela y es completamente normal que su cerebro cambie de lengua con la facilidad de quien se cambia de un cuarto al otro en una casa. Los adultos somos los que sufrimos con eso”, expresa.
Debe ser un proceso natural
Para Eloísa Comezaquira, vicerrectora en el Colegio del Sagrado Corazón de Jesús, Bethlemitas Chapinero, con énfasis en educación trilingüe, la experiencia de crecer en un hogar multicultural o que los padres decidan que su hijo debe tener una educación multilingüe, son dos distintos, pues en el primero el proceso de adaptación es más rápido que el segundo.
SEMANA: ¿Cuáles son los mayores temores de los padres a la hora de una educación en tres idiomas?
Eloísa Comezaquira: Algunos padres piensan que hablarles a los niños en dos o más idiomas puede generar confusiones e, incluso, demora en el desarrollo del lenguaje. De esto, podemos decir que, en algunos casos, el aprendizaje es más lento al inicio, pues al principio los niños presentan algunas confusiones. Sin embargo, esto no afecta la comprensión, ni el desarrollo del lenguaje, y estos errores se van resolviendo con la práctica y el proceso de inmersión en los idiomas. Es fundamental entender que, lejos de ser algo negativo, el aprendizaje de dos o más lenguas de manera simultánea ayuda a los niños a mejorar su conciencia lingüística y a desarrollar procesos de pensamiento crítico y creativo.
SEMANA: ¿El niño privilegia una lengua por encima de la otra, o es capaz de aprender las tres lenguas con igual capacidad?
E.C.: Un niño aprende un idioma, cuando lo asume como suyo, desde la naturalidad de sus deseos. Un niño que convive en una familia con dos idiomas diferentes, al final, uno se vuelve el preferido. Con toda seguridad puede aprender los dos idiomas de la misma manera o, incluso, el tercero (en la escuela), pero al final siempre tendrá preferencia por alguno. El desarrollo de la competencia comunicativa y sus habilidades se optimizarán con el tiempo en cada una de las lenguas y llegará el momento en que se comuniquen y las distingan claramente, así como en qué situaciones deben usarlas y bajo qué contextos.
SEMANA: ¿Hablar en tres idiomas qué tanta confusión puede generar?
E.C.: Efectivamente se puede dar que el niño se confunda en ocasiones o mezcle los idiomas, es común que intercambie palabras entre las diferentes lenguas; sin embargo, esta es una situación temporal y mediante la práctica y la supervisión adecuada, sea de la familia, como de la escuela, suele solucionarse sin mayor dificultad. La mezcla de idiomas es completamente normal, incluso podríamos afirmar que forma parte vital del proceso.