Lavar las manos de forma constante es la recomendación principal que muchos doctores y expertos en salud hacen para evitar el contagio y la propagación de virus y enfermedades. Sin embargo, el exceso puede traer consecuencias, por lo que es ideal saber cómo evitar la sequedad en esta zona del cuerpo.
Lo anterior, entendiendo que la sequedad puede ocasionar que la piel se agriete o llegue a romperse, abriendo heridas que son la puerta de entrada de muchas infecciones.
¿Qué causa la sequedad de las manos?
La sequedad de las manos puede manifestarse con una sensación de aspereza, irritación y enrojecimiento, sobre todo en las palmas y los dedos.
De acuerdo con investigaciones realizadas por profesionales de la salud, “lavarse muchas veces las manos con productos de higiene provoca irritaciones”. Por otra parte, entre los efectos secundarios del gel antibacterial, se destaca la resequedad, particularmente aquellos con alto contenido de alcohol.
Otro factor importante en cuanto a la sequedad de las manos es la falta de hidratación. Sin embargo, esto no debe confundirse con el lavado, ya que su práctica no necesariamente hidrata más.
Asimismo, algunas enfermedades de la piel promueven la sequedad y el agrietamiento. Es lo que ocurre con la dermatitis.
¿Cómo cuidar las manos si se lavan con frecuencia?
Actualmente, el uso de jabones y geles hidroalcohólicos es imprescindible, por ello se recomienda elegir productos adecuados y mantener una serie de hábitos para proteger y reparar las manos.
Estos son algunos consejos que deben ponerse en práctica:
Utilizar productos de higiene de calidad
Los jabones y los geles hidroalcohólicos tienen distintos componentes y concentraciones de alcohol. Por lo tanto, se debe elegir productos adecuados que combinen una eficacia en la limpieza con el respeto del manto lipídico de la piel.
Hidratar las manos con frecuencia
La hidratación nutre, regenera y protege la piel de las manos. Es importante hidratarla varias veces al día con cremas nutritivas que se absorban bien y no contengan sustancias que den alergia. Si se hidratan después de lavarlas, esta será más eficaz.
En caso de que, incluso siguiendo las recomendaciones anteriores, se tengan las manos irritadas y con heridas, es recomendable utilizar guantes. Los guantes evitarán el contacto de las manos con el jabón o el gel hidroalcohólico pero si tocan superficies contaminadas pueden transmitir los gérmenes. Por tanto, si se usan guantes, es necesario lavar las manos con la misma frecuencia que si no se utilizaran.
Riesgos de lavarse demasiado las manos
Lavarse las manos constantemente puede asociarse con comportamientos repetitivos de las personas con trastorno obsesivo compulsivo. Por otra parte, en determinadas circunstancias, el lavado frecuente se convierte en un imperativo para prevenir enfermedades. Sin embargo, extremar la higiene tiene sus riesgos y puede ser contraproducente.
Diversos estudios han determinado los efectos perjudiciales en la piel que produce el lavado frecuente de manos. En algunos de ellos se observan daños en la membrana externa y el estrato córneo, con cambios significativos en cuanto a la cantidad de agua (deshidratación) y a la descamación.
Los investigadores han encontrado una alta prevalencia de daño en la piel por resequedad en las manos del personal de salud, sobre todo enfermeras. Dichos trastornos se correlacionaron con variables como el número de lavadas y el tipo de jabón utilizado.
Otras consecuencias del exceso al lavarse de manos son las siguientes:
- Se incrementa el riesgo de desarrollar erupciones en la piel.
- Elimina los aceites naturales, perdiendo protección contra las infecciones.
- Al resecarse la piel somos más susceptibles a la proliferación de patógenos en las grietas o heridas.
- Hay empobrecimiento de la flora bacteriana cutánea normal.
- Al estar reseca, la piel pierde brillo y elasticidad.
- Aumentan las posibilidades de sufrir dermatitis.