La glucosa es un elemento que afecta directamente el estado de salud, debido a que influye en la ansiedad relacionada con la comida y, por ende, afecta el estado de ánimo de las personas. Por lo tanto, mantenerla en regularidad mejorará las emociones y evitará aumentar de peso.
Para conocer todo lo que implica la glucosa, la bioquímica e investigadora licenciada del King’s College de Londres y con máster en bioquímica por la Universidad de Georgetown, publicó el año pasado el libro La revolución de la glucosa, el cual recopila una extensa investigación relacionada a este tema.
Como punto de partida, la obra recomienda ponerse a prueba durante cuatro semanas, comprometiéndose a cambiar los hábitos alimenticios en ese periodo y así ser testigo de los primeros cambios. Ente los ajustes, hay que evitar aquello que genera los picos de la glucosa, lo cual es no controlar los antojos de la comida, provocando que el cuerpo se fatigue más de lo normal y perdiendo la recuperación de energía en las noches.
Tener los niveles de glucosa altos implican consecuentemente el aumento de peso, por el hecho que las hormonas se disparan y la energía se distribuye de formas incorrectas. En ese orden de ideas, las personas con esta condición tienden a sentirse más cansados de lo normal, con ganas de comer todo el tiempo y afectando su piel y corazón.
Por lo tanto, reducir las curvas irregulares de glucosa mediante la vigilancia de las comidas y controlar el orden de los alimentos es clave para la salud. De la mano con el libro, la investigación Food order impacts glucose and insulin levels de la Universidad de Cornell complementa esa premisa.
El estudio explica que un mismo alimento consumido en diferentes momentos el día, tendrá impactos distintos en el organismo. Si bien su composición no se ve modificada, la hora en la que se consuma modificará los efectos generados en el cuerpo.
Por ejemplo, comer proteínas y verduras en el día antes de los hidratos de carbono genera que los niveles de la glucosa e insulina bajen, por lo que los pacientes con diabetes tipo 2 se les recomienda seguir ese orden. Este descubrimiento hizo que los científicos aconsejen durante todo el informe la estructura jerárquica a la hora de ingerir alimentos.
Sin embargo, el informe también es consciente que cambiar los hábitos y horarios alimenticios es difícil. En este punto, los investigadores hacen especial hincapié en los hidratos de carbono, los cuales son los responsables de aumentar los niveles de azúcar en la sangre. “Pero si le dices a alguien que no coma, o que los reduzca drásticamente, es difícil que lo cumplan. Este estudio apunta a una forma más fácil que los pacientes puedan reducir sus niveles de azúcar en sangre e insulina”, detalla la investigación.
Los investigadores miraron una comida entera, típicamente occidental, con una buena mezcla de verduras, proteínas, hidratos de carbono y grasas. Trabajaron con 11 pacientes, todos obesos y con diabetes tipo 2 que tomaban un fármaco oral llamado metformina que ayuda a controlar los niveles de glucosa. Hicieron que los pacientes comieran una comida que consistía en hidratos de carbono, proteínas, verduras y grasas dos veces, en días separados a la semana.
El resultado fue el esperado, los pacientes experimentaron una reducción significativa de los niveles de glucosa, especialmente por el consumo de verduras y proteínas antes que los hidratos de carbono. Por lo cual, el orden al momento de alimentarse al día y conservando los descansos entre las comidas, permite controlar los niveles de glucosa con eficacia.
En ese orden de ideas, si se desean evitar los picos de azúcar, el orden de las comidas para llevar a cabo es el siguiente: fibra, proteínas, grasas saludables, almidones y azúcares (siempre en pro de reducir el consumo de este último). Al momento de seguir esta rutina, está comprobado que el cuerpo reducirá la glucosa hasta un 73 %.
Adicionalmente, otro consejo es moverse luego de comer, como complemento para bajar la glucosa. “Moverse diez minutos después de comer es un truco muy potente para allanar las curvas de glucosa, y para ello no debemos cambiar nada de lo que comemos”, explica la investigación.