Durante los años escolares hay dos objetivos básicos: el primero es desarrollar la confianza de los niños en sí mismos y el segundo es desarrollarles el sentido de la responsabilidad. Cumplir estas dos metas les ayudará a desarrollar la autoestima que acompañará a los niños por el resto de su vida. Estas son algunas estrategias para lograrlo. Déjelos resolver problemas: Exponga siempre a sus hijos a situaciones en las que puedan tener éxito y sentirse autosuficiente.  Permitirles solucionar sus problemas les dará, a la larga, una sensación de satisfacción maravillosa. Hay que dejar que tengan experiencias que puedan manejar solos para promover en ellos el crecimiento interior.  Por ejemplo, que organicen y cuiden sus cosas, que ayuden a otra persona, que terminen lo que comienzan, etc.

Expectativas claras: En estas edades hay que fijarles expectativas claras, de acuerdo a sus capacidades, y comunicarlas con frecuencia.  Cuidado! No es bueno irse a los extremos. Algunos padres esperan demasiado y exigen mucho, y otros se conforman con muy poco. Elogio a los buenos hábitos: En estas edades también se desarrollan los buenos y los malos hábitos.  Es por esta razón que al niño se le debe elogiar y premiar correctamente cuando esté en camino de desarrollar un buen hábito. El elogio debe ser moderado y debe servir para alentarlo a conocer sus fortalezas o puntos a mejorar. Diga frases como “gracias por tu ayuda”, “eso lo lograste como resultado de tu trabajo”, “sé que lo puedes hacer”, “gracias por escucharme en este momento”, “cuéntame que piensas acerca de lo que acaba de pasar”. Este tipo de comentarios le ayudará al niño que está en desarrollo.   Deles responsabilidades: aunque sea pequeño, un niño tiene que poder sentir que el hecho de cumplir con una responsabilidad lo ayuda a formarse. Esta responsabilidad puede ser algo sencillo como darle de comer a su mascota, poner la ropa sucia en la canasta, doblar su ropa limpia.  En esta edad es importante que el niño sepa que puede hacer ciertas cosas solo. Estos son los primeros pasos hacia la autonomía que es todo lo que una buena crianza busca lograr.

Permita la frustración: La edad escolar es el momento ideal  para que su hijo aprenda a manejar situaciones difíciles y frustraciones.  Cuando su hijo se frustre hay que validar el sentimiento de impotencia pero darle la esperanza de que también puede luchar y salir adelante.  Esta habilidad hay que enseñársela a los niños desde siempre. El debe entender que en la vida hay tropiezos y que de estos se saldrá adelante.  Los padres serán modelos de cómo se maneja la frustración de manera adecuada sin acudir a pataletas. Disciplina: en esta edad se desarrollan los hábitos de estudio en los hijos.  Tenga un espacio en la casa donde el niño pueda hacer tareas tranquilamente sin distracciones.  Ayúdelo a empezar pero el objetivo es que lo haga solo. Comparta sus conocimientos y explicaciones sobre las materias con su hijo, es importante que el vea la relación entre colegio y casa. La importancia del juego: el niño debe ser expuesto a espacios donde pueda jugar de manera libre así sea sólo o con otros. Estimular juegos de mesa y juegos al aire libre es primordial en estas edades. Ojalá la tecnología tenga un rol menos protagonista que el de los juegos de siempre, que ayudan tanto en el desarrollo psicológico de los niños.