El sistema inmunitario es el encargado de proteger y defender al cuerpo humano contra bacterias, virus y otros elementos patológicos que quieran dañar al organismo.
Medline Plus, sitio web de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, explica que “los antígenos son sustancias (por lo general proteínas) que se encuentran en la superficie de las células, los virus, los hongos o las bacterias. Las sustancias inertes, como las toxinas, químicos, drogas y partículas extrañas (como una astilla), también pueden ser antígenos. El sistema inmunitario reconoce y destruye sustancias que contienen antígenos”.
Cuando hay una respuesta inmunitaria ineficiente, deficiente, equivocada o excesiva se pueden desarrollar trastornos del sistema inmunitario. De acuerdo con Medline Plus, las complicaciones que pueden presentarse por alteración de una respuesta inmunitaria incluyen:
- Anafilaxia, una reacción alérgica que amenaza la vida
- Trastornos autoinmunitarios
- Enfermedad injerto contra huésped, una complicación del trasplante de médula ósea
- Trastornos por inmunodeficiencia
- Enfermedad del suero
- Rechazo al trasplante
Tener un estilo de vida saludable es importante para mejorar la inmunidad. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) brindan algunos consejos para contribuir al fortalecimiento del sistema inmunitario.
1. Dormir bien
Es importante dormir y descansar bien. De acuerdo con los CDC la pérdida de sueño puede afectar algunas partes del sistema inmunológico y aumentar el riesgo de tener diversos trastornos.
Los expertos recomiendan dormir entre 6 a 8 horas al día. Sin embargo, se debe tener en cuenta que cada persona tiene un estilo de vida diferente. No obstante, Medline Plus, sitio web de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, explica que hay algunos rangos generales, que varían, según cada edad.
- Recién nacidos: 16-18 horas al día
- Niños en edad preescolar: 11-12 horas al día
- Niños en edad escolar: por lo menos 10 horas al día
- Adolescentes: 9-10 horas al día
- Adultos (incluyendo adultos mayores): 7-8 horas al día
2. Comer sanamente
La Organización Mundial de la Salud (OMS) explica que una alimentación sana contribuye a disminuir el riesgo de padecer enfermedades no transmisibles como la diabetes y el cáncer. Asimismo, una dieta equilibrada tiene efectos positivos en el sistema inmunitario de las personas.
“Comer bien le brinda múltiples nutrientes que respaldan una función inmunológica óptima. Tenga en cuenta que el exceso de algunas vitaminas y minerales puede ser dañino. Hable con su proveedor de atención médica si cree que necesita suplementos nutricionales”, explican los CDC.
Una alimentación saludable incluye:
- Frutas
- Verduras
- Proteínas magras
- Cereales integrales
- Productos lácteos sin grasa o bajos en grasa.
3. Mantener un peso saludable
El exceso de peso puede poner en riesgo la salud de las personas. “Las formas seguras de ayudar a mantener un peso saludable incluyen reducir el estrés, comer alimentos saludables, dormir lo suficiente y realizar actividad física con regularidad”, explican los CDC.
Según Medline Plus, sitio web de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, los expertos utilizan el índice de masa corporal IMC para establecer si una persona tiene obesidad o sobrepeso.
IMC = Peso (Kg) / Estatura al cuadrado (Mt). Se divide el peso entre la estatura al cuadrado.
Por ejemplo, si una persona pesa 64 kg y mide 1.5 metros: 64 / 1.5 x 1.5 = 28.44, este dato indica el IMC de la persona (28.44) y se encuentra en los valores correspondientes a sobrepeso.
- Un IMC de 18.5 a 24.9 es un rango de peso saludable.
- Un IMC de 25 a 29.9 es sobrepeso.
- Un IMC de 30 a 39.9 puede significar obesidad.
Tener obesidad es un factor de riesgo para diferentes afecciones y complicaciones de salud. Algunas de estas son:
- Enfermedades cardiovasculares (principalmente las cardiopatías y los accidentes cerebrovasculares).
- Trastornos del aparato locomotor (en especial la osteoartritis).
- Algunos cánceres (endometrio, mama, ovarios, próstata, hígado, vesícula biliar, riñones y colon).