Según la Biblioteca Nacional de Medicina de Estado Unidos, la diabetes es una enfermedad en la que los niveles de glucosa (azúcar) en la sangre están muy altos.
La glucosa es un azúcar que proviene de los alimentos que se consumen en la dieta diaria. Y, para permitir que esas sustancias sean absorbidas por las células y haya un suministro de energía, existe la insulina, una hormona.
Cuando existe un consumo excesivo de azúcar o cuando el cuerpo no produce la suficiente insulina para controlar los niveles de azúcar en sangre, la persona puede padecer uno de los dos tipos de diabetes (una más grave que la otra).
De acuerdo con información que reposa en el portal especializado Diabetes.ascensia, la diabetes mellitus tipo 1 (DM1) o diabetes tipo 1 suele tener más incidencia entre los jóvenes y los niños, aunque también puede haber casos en adultos. Este tipo de diabetes se caracteriza porque el propio sistema inmunitario produce la destrucción de las células beta del páncreas (que están encargadas de la producción de insulina). Adicional a eso, una vez haya aparecido, no hay cura definitiva, por lo que el paciente debe tener un tratamiento de por vida, ya sea con la administración de inyecciones de insulina a diario o estar conectados a una bomba de insulina.
Otra noticia poco alentadora es que no hay manera de prevenir la aparición de la diabetes tipo 1 y aún no se conocen las causas que la provocan.
Por otro lado, la diabetes tipo 2 es la más común y se puede presentar en personas de cualquier edad. Existen factores de riesgo que podrían producir esta deficiencia. Por ejemplo: la obesidad y el sedentarismo. Esta se caracteriza porque el cuerpo no produce o no usa la insulina de una manera adecuada y, sin la insulina suficiente, la glucosa permanece en la sangre. Con el paso del tiempo, esa alta concentración de glucosa puede causar problemas de salud en los riñones, ojos y nervios, enfermedades cardíacas, derrames cerebrales, entre otras.
Este tipo de diabetes sí puede prevenirse con hábitos de vida saludables (alimentación sana y ejercicio).
Ante síntomas como:
- Sed excesiva.
- Orinar con frecuencia.
- Sensación de hambre constante.
- Fatiga.
- Visión borrosa.
- Heridas que cicatrizan lentamente.
- Entumecimiento y hormigueo en los pies.
El portal MedlinePlus recomienda acudir al médico y practicarse una prueba para diagnosticar la diabetes. La mayoría de las pruebas miden los niveles de glucosa en la sangre (prueba de glucosa en sangre, también conocida como prueba de glucemia en ayunas, prueba de tolerancia a la glucosa oral, prueba aleatoria de azúcar en sangre o hemoglobina glicosilada, y posteriormente determinan los niveles de azúcar en sangre.
Adicional a estas, hay una prueba casera recomendada por Kaiser Permanente, un consultorio estadounidense. De acuerdo con la información suministrada, esta prueba se puede realizar desde la casa usando una pequeña máquina portátil que se llama medidor de glucosa en la sangre.
La prueba puede ser muy útil para saber cómo reacciona el organismo a los distintos tipos de alimentos, enfermedades, estrés, ejercicio e incluso a los medicamentos.
La recomendación es usar este medidor en caso de tener sospechas de la enfermedad y complementarlo con un examen realizado en un centro de salud para confirmar el diagnóstico.
También suele ser una buena opción para pacientes diagnosticados y que requieren el uso de una bomba de insulina para que esta suministre insulina a lo largo del día. Algunos modelos nuevos de medidores caseros de glucosa pueden comunicarse con la bomba de insulina para decidir la cantidad exacta de insulina que necesita la persona para mantener el nivel de azúcar en sangre en límites ideales.