La autenticidad y la honestidad son características que cada vez parecen más difíciles de encontrar en un mundo en el que reinan las apariencias. Que las personas se muestren tal cual como son, en muchas ocasiones, no es reconocido como algo bueno, sino que incluso puede generar inconvenientes.
No obstante, a pesar de eso, aún existe gente que vive a través de la autenticidad. En ocasiones es difícil detectar a estar personas, pero si se logra ver más allá de apariencias, físico e incluso formas de pensar, es posible descubrir a esos individuos, que normalmente tienen una forma de ser agradable y generan confianza.
Las personas auténticas hacen que los demás se sientan bien y que puedan ser ellas mismas sin apariencias ni temores, precisa el portal La Mente es Maravillosa. Estos son algunos de los principales rasgos de las personas auténticas.
1. Se expresan sin temor: Saben que existen pocos motivos por los que las opiniones deban mantenerse ocultas. Normalmente, cuando estas personas tienen algo que decir, lo dicen sin temores, pero hay una característica particular y es que tienen cuidado de no lastimar ni herir a los demás. Buscan hacerse escuchar y hacen valer su opinión, pero su objetivo no es dañar a los demás.
2. No esfuerzan el leguaje verbal. Las personas que intentan adoptar unos movimientos y un tono de voz muy impostados son relativamente fáciles de reconocer. Los auténticos no recurren a falsedad en su voz o en sus movimientos, indica el portal Psicología y Mente.
3. Intentan comprender a los demás: Son personas que asumen el reto de entender la realidad con la de sus interlocutores, así los demás piensen de manera completamente diferente.
4. No ocultan su tristeza: El mundo se ha transformado tanto, que muchas veces las personas abrazan la idea de dar una imagen falsa de su personalidad para encontrar un lugar en la sociedad. Eso hace, por ejemplo, que incluso sea relativamente normal fingir felicidad para generar más aceptación.
Las personas auténticas rechazan el mandato de estar siempre contentas y felices, independientemente de las circunstancias, porque viven según una filosofía en la que incluso el dolor y la frustración son emociones naturales y deben ser aceptadas, asegura un artículo del portal Cuerpo Mente.
5. Expresan enfado de manera directa: Normalmente dejan claro cuando están decepcionadas o enfadadas por algo, en vez de recurrir a ciertas estrategias para “vengarse” del otro, como por ejemplo dejar de hablarle sin dar explicaciones sobre lo que les ha molestado. Es decir, que no se muestran pasivo-agresivas ante los conflictos, sino que actúan de manera consecuente y muestran su rechazo ante cosas que consideran injustas.
6. Evitan juzgar: Las personas auténticas saben que no es fácil seguir el camino de otro, por eso no pierden el tiempo juzgando. Es probable que si tienen algo que decir, lo hagan. Después se olvidarán del asunto y dejarán que los demás tomen sus propias decisiones, sin dejar de estar ahí por si las necesitan, asegura el portal La Mente es Maravillosa.
7. No dan consejos que no seguirían ellos mismos: Estas personas saben que criticar, juzgar o hablar de más es negativo. También que dar una opinión o consejo es más fácil que seguirlo. Por ello, cuando alguien les pide un consejo, lo piensan bien antes de hablar, pues normalmente hablan desde su propia experiencia porque no sugerirían hacer algo que ellos mismos no harían.
8. Reconocen las debilidades de los demás y las aceptan: Las personas auténticas no tienen por qué creer que ciertas vulnerabilidades personales de los demás son buenas de por sí, pero las aceptan y no se ríen de ellas.
9. No ocultan su nerviosismo: Podría pensarse que quien está nervioso está ocultando algo, pero en realidad no es así. Todas las personas, independientemente de si son más o menos tímidas o más o menos extravertidas, pueden llegar a mostrarse nerviosas es situaciones sociales aparentemente poco complejas.
Las personas auténticas no consideran que los temblores de voz y los momentos de dudas acerca de lo que se va a decir sean una debilidad y, por consiguiente, no se arrepienten de mostrarse de esa manera ni tratan de disimular su estado de ansiedad con cualquier excusa que sirva para interrumpir la comunicación. Aunque pasen un mal rato, tratan de expresarse de la manera más franca posible, e incluso se refieren a su propio estado de nerviosismo sin ningún reparo, asegura Cuerpo Mente.
10. Muestran sus sentimientos: Este tipo de personas tiene claro que los sentimientos son algo inevitable, válido y de lo que alguien nunca debería avergonzarse. Por eso, su expresión emocional es natural y solo se reprime o modera con base en las normas sociales que fomentan el respeto y la buena comunicación.