Si bien las violaciones de los derechos humanos afectan tanto a los hombres como a las mujeres, su impacto varía y normalmente son ellas las más afectadas por esta situación.
Es frecuente que esto se presente en las relaciones de pareja y es lo que se conoce como violencia doméstica. El instituto de investigaciones clínicas Mayo Clinic indica que este tipo de violencia puede adoptar muchas formas, entre ellas, el abuso emocional, sexual y físico, el hostigamiento y las amenazas de abuso.
De acuerdo con esta institución, las relaciones abusivas siempre conllevan un desequilibrio de poder y control. El abusador usa palabras y comportamientos intimidatorios e hirientes para controlar a su pareja.
Precisa que si bien este tipo de violencia se presenta en las dos vías, no es fácil identificar la violencia doméstica contra los hombres, dado que al principio de la relación la pareja puede parecer atenta, generosa y protectora, pero con el tiempo se puede volver controladora y aterradora. Inicialmente, el abuso podría ocurrir en incidentes aislados, pero esta situación puede irse acentuando.
Justamente, es un tema que toma relevancia, pues cada vez es más frecuente que las representantes del género femenino ejerzan violencia sobre los hombres de forma verbal, física y emocional. Según Álvaro Mejía, especialista en psicología forense y criminal de la Fundación Universitaria Konrad Lorenz, las violencias ejercidas hacia los hombres pasan desapercibidas o se encuentran en subregistro, como consecuencia de la cultura “machista” y la propia “hegemonía masculina” en lo relacionado con el rol que debe desempeñar el hombre en las relaciones de pareja.
Esto evita que el hombre denuncie ante las autoridades hechos de agresión, ya sea por miedo o vergüenza, ansiedad o deterioro de su autoestima.
Datos del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses, indican que en el año 2021 se reportaron 34.042 casos de violencia, de los cuales 29.609 de estos eran mujeres, es decir el 86,9 %, y 4.433 eran hombres, representando el 13 %. Estas cifras evidencian un incremento frente a 2020 cuando se reportaron 30.551 casos, de los cuales 26.462 (86,6 %) eran mujeres y 4.089 (13,3 %) hombres.
Según Mejía, hay algunas señales que indican los tipos de violencia que pueden experimentar los hombres por parte de las mujeres, principalmente sus parejas.
1. Violencia verbal. Es este caso se identifica como el maltrato recurrente y constante cuyo fin y contenido es el de menospreciar y degradar al hombre.
2. Emocional o psicológico. Se manifiesta con acciones y actitudes ya sean activas o pasivas que generan una afectación emocional.
3. Violencia física. Se presenta con comportamientos lesivos representados en empujones, arañazos, golpes o la utilización de objetos.
4. Conductas agresivas. Las mujeres pueden adoptar conductas que son consideradas severas en las que se presentan lesiones físicas que pueden poner en riesgo la integridad del hombre.
Cuando las mujeres realizan agresiones de tipo verbal y emocional lo hacen mediante demostración de hostilidad, desvaloración, indiferencia, culpabilización, imposición de órdenes, sometimiento, invasión, sabotajes de la privacidad y uso del poder, chantaje, manipulación y en ocasiones con amenazas de hacerle daño a los hijos o a ella misma.
Este tipo de situaciones puede generar en los hombres estrés, ansiedad, depresión, sentimientos de culpa, baja autoestima, irritabilidad, sensación de vacío y de soledad, sensación de frustración, alteraciones del sueño, de la alimentación, agresividad, dificultades en las relaciones interpersonales, aislamiento y somatización.
En ocasiones se observan consecuencias graves relacionadas con estrés postraumático, ideas suicidas, inseguridad y miedo. Estas últimas se potencian por el silencio que rodea la situación, la dificultad para denunciar y la indiferencia de los estamentos encargados de dar respuesta a este tipo de problemáticas, debido a la falta de políticas públicas en este sentido.
¿Qué genera las agresiones?
Normalmente cuando las mujeres agreden es porque tienen personalidades o formas de actuar controladoras, posesivas, celosas, impositivas, demandante o tiene un autoestima baja.
De igual forma, dice el experto, que cuando una mujer actúa de esta manera es porque vive en un ciclo de conflicto permanente, caracterizado principalmente por fases de acción y reacción de agresión mutua y recíproca y no necesariamente está relacionado con el tema físico.
En algunas oportunidades la mujer aprovecha que el hombre tiene baja autoestima, es sumiso, inseguro y tiene dificultad en la toma de decisiones, miedo al abandono, retraimiento e inhibición frente al contacto y entorno social.
Por último, esta situación se puede generar porque el hombre depende económica y emocionalmente de ella y tiene la expectativa de que su relación funcione, razón por la cual no se atreve a abandonarla ni a enfrentarla para frenar los ataques.