Esta condición hace referencia a una deficiencia de hierro y es una afectación común que ocurre cuando el organismo no tiene la capacidad para producir glóbulos rojos suficientes.
Si bien la anemia es habitual en la población, sus síntomas pueden confundirse con otras dolencias, lo cual impide que el diagnóstico sea acertado. Por tal motivo, Mayo Clinic indica que es importante reconocer los signos tempranos de esta condición para que el tratamiento sea eficaz e impida complicaciones graves para el futuro.
El cuerpo humano produce tres tipos de glóbulos:
- Blancos: Encargados de combatir las infecciones.
- Rojos: Transportan el oxígeno de los pulmones al resto del cuerpo y dióxido de carbono de regreso a los pulmones.
- Plaquetas: Ayudar a que la sangre coagule.
En el caso puntual de la anemia, los afectados son los rojos, los cuales contienen hemoglobina, una proteína rica en hierro que le da la tonalidad roja al líquido. Este componente también permiten el correcto transporte de oxígeno por todos los conductos sanguíneos y se produce regularmente en la médula ósea.
Los síntomas de la anemia por deficiencia de hierro varían, pero en la mayoría de casos se presentan los siguientes:
La fatiga es uno de los síntomas más comunes, debido a que la falta de hierro hace que los glóbulos rojos transporten menos oxígeno al cuerpo, conllevando al organismo a sentirse cansado y sin energía. Sumado a ello, la palidez también es frecuente en los pacientes con anemia, especialmente aquellos que afectan el estado de la piel, uñas y encías.
Los mareos y la debilidad son otras maneras por las cuales la anemia se exterioriza. Al sentirse débil, el cuerpo se debilitará e impedirá que las actividades prolongadas se lleven de la manera correspondiente. La dificultad al respirar también es una condición de esta enfermedad, debido a que la falta de hierro genera que los conductos de aire tiendan a cerrarse, impidiendo que el aire se transporte con normalidad, según Mayo Clinic.
La sintomatología mencionada anteriormente es la más común en los pacientes. Sin embargo, aquellos que tienen antecedentes o condiciones cardíacas, padecen latidos del corazón rápidos e irregulares. El bajo nivel de hierro al interior del organismo genera que el órgano central del sistema cardiovascular trabaje en mayor medida para bombear sangre al cuerpo, lo cual hace que los latidos sean más rápidos o inestables.
Por otro lado, aparte de experimentar estos síntomas, la mejor manera para cerciorarse es haciéndose un examen de sangre. Si este arroja un bajo índice de hemoglobina, se confirma el padecimiento de anemia.
Con respecto a las causas, estas son variadas y no se rigen bajo cierta normatividad. No obstante, ocurre por dos razones: por ser una condición genética y hereditaria o se adquiere a medida que avanza el tiempo. Igualmente, en ambos casos, lo que ocurre es que la médula ósea necesita hierro para producir la hemoglobina, pero no lo logra hacer y se ve obstaculizada.
La poca administración de este elemento genera pérdida de sangre, a tal punto que es capaz de generar úlceras en el estómago o intestino delgado, cáncer en ciertos órganos y si se pone en contacto con determinados analgésicos; más que mejorarse, el organismo inflamará al estómago.
Otras complicaciones consecuentes de la anemia son:
- Fatiga extrema: La enfermedad avanzada en un estado grave genera que una persona se vea impedido en todo momento para realizar cualquier actividad.
- Complicaciones en el embarazo: Las mujeres en periodo de gestación con anemia pueden experimentar un parto prematuro o, en el peor de los casos, abortar y poner en riesgo su propia vida.
- Problemas cardiacos: La falta de hierro deriva en latidos del corazón irregulares y acelerados, lo cual aumenta la probabilidad de padecer una insuficiencia cardiaca.
- Muerte: El peor de los escenarios. Si la anemia desarrolla cáncer en un órgano vital, descomponiendo las celular esenciales, sumado a la pérdida excesiva de sangre, el fallecimiento estará más cerca que nunca.