Aunque la depresión suele ser un padecimiento frecuentemente presenciado en adultos o adolescentes, infortunadamente en los niños también se registra esta enfermedad, y cada vez más reiterativo, incluso, según informa la Clínica Universidad de Navarra, “aproximadamente un 5 %, o uno de cada 20 niños y adolescentes, tendrá un episodio depresivo antes de cumplir los 19 años”, cifra que demuestra la magnitud del problema que se enfrenta.

Este mismo portal define la depresión infantil como una “enfermedad psiquiátrica bastante frecuente y seria en niños y adolescentes. Se trata de una enfermedad clasificada dentro de los llamados trastornos del humor, y está descrita desde hace siglos en distintas culturas”, explica, haciendo referencia a que este padecimiento tiene una larga trayectoria en la historia.

Alrededor de la mitad de los menores que tienen este diagnóstico son tratados correctamente, es más, la clínica indica que, en ocasiones, las desestimaciones sobre la gravedad del padecimiento provienen directamente de los padres.

Para detectar esta enfermedad se debe identificar ciertos comportamientos y esto depende de la edad del menor, ya que se puede presentar con diferentes actitudes e, incluso, con enfermedades.

Con respecto a los menores de 0 a 3 años de edad, el portal R y A Psicólogos explica que estos infantes suelen representar la depresión con un llanto incesable, además, advierte que también se pueden presentar enfermedades a partir del padecimiento, como úlcera o gastritis, enfermedades que no suelen ser frecuentes en bebés.

Para los menores entre los 6 y 12 años, el portal explica que se puede evidenciar con los síntomas típicos de la enfermedad, pero especialmente esto tendría que ver con la “auto-desvalorización” de ellos mismos, lo que explica como “tienen un autoconcepto pobre de sí mismos, que se sientan como tontos, feos pues que no pueden lograr o que no pueden tener algún éxito”. Esta afirmación recalca la importancia de un acompañamiento adecuado para el menor.

Aunque esta no sería la única señal para detectar la depresión infantil en estos menores, resaltan que se puede representar en un aislamiento, dificultades para socializar, la “baja tolerancia a la frustración, es decir, que se den por vencidos muy fácilmente, pérdida de interés -que ya no les interese realizar las mismas actividades-, hipersensibilidad, cambios de ánimo frecuentes o llanto muy excesivo sin razones aparentemente explicables, que sean sin razón”, explicó el portal con respecto a las actitudes que presenta un menor con este diagnóstico.

Los niños montan columpios en un patio de recreo en Karachi, Pakistán, el viernes 19 de noviembre de 2021. Foto AP / Fareed Khan | Foto: AP

Entre tanto, el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) agrega que en varias ocasiones los infantes con este padecimiento no hablen de sus sentimientos, incluso advierte que es posible que tampoco “parezcan estar tristes”, por lo que se debería estar alerta a los cambios y actitudes que el niño tome con respecto a su entorno.

“La depresión también podría hacer que un niño cause problemas o actúe sin motivación, de manera que los demás quizás no noten que está deprimido o lo cataloguen de manera incorrecta como alborotador o perezoso”, afirma el CDC.

Frente a cómo tratar esta enfermedad, la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que no solo debe tratar directamente con el menor, es decir, mediante la intervención y tratamiento con un especialista en salud mental, sino también trabajar conjuntamente con las intuiciones académicas donde el menor tome lecciones, además de involucrar en terapias a los padres para que aprendan a lidiar con episodios de depresión en casa.

“Entre las estrategias comunitarias eficaces para prevenirla se encuentran los programas escolares para promover un modelo de afrontamiento positivo entre los niños y los adolescentes. Las intervenciones dirigidas a los padres de niños con problemas de conducta pueden reducir los síntomas depresivos de los padres y mejorar los resultados de sus hijos.

Los programas de ejercicio para las personas mayores también pueden ser eficaces para prevenir la depresión”, precisa la OMS.