La lectura es una de las piedras angulares para adquirir conocimiento, les permite a las personas entender el mundo, viajar por sitios desconocidos sin desplazarse y ampliar la imaginación, entre muchos otros beneficios.
Como si esto fuera poco, es una práctica que aumenta la comprensión, atención, concentración, reflexión y pensamiento crítico de las personas. Adicionalmente, despierta la imaginación y ayuda en el surgimiento de ideas.
Otra de sus bondades es que mejora las habilidades de comunicación, pues además de activar el cerebro, permite que la persona amplíe el vocabulario, mejore la gramática y ortografía, y obtenga más habilidades verbales, rapidez mental, toma de decisiones y confianza.
Por estas y muchas otras razones, leer es importante. Sin embargo, los tiempos cada vez parecen ser menores para potenciar este hábito y por ello los métodos que se utilicen son clave y permitirán aprovecharlos mejor.
Son diversos los trucos que pueden utilizarse no solo para leer más rápido y sacar mejor provecho del tiempo, sino para obtener mejores resultados con la lectura.
Buscar un espacio adecuado: la lectura es una actividad que requiere de comodidad y tranquilidad. Ubicar un espacio en el que se pueda tener una postura cómoda y haya buena iluminación es clave, indica la plataforma educativa Crehana. Es importante evitar los lugares ruidosos y desordenados, pues para leer rápido se requiere evitar las distracciones.
No leer en voz alta: leer en voz alta no es recomendable, como tampoco susurrar y mover los labios. Lo mejor que se puede hacer para potenciar la concentración es leer sin repetir las palabras y por ello es determinante acostumbrarse a leer en silencio.
Perseguir las palabras: este es uno de los ejercicios de lectura rápida más sencillos. Si a la persona le cuesta seguir las palabras solo con los ojos, emplear un lápiz y recorrer cada palabra del texto que se está leyendo puede ayudar. Esto permitirá que poco a poco la velocidad de la lectura aumente y con el paso del tiempo no se tendrá que recurrir a ningún objeto para señalar las palabras, asegura el portal Lectura Ágil.
Agrupar las palabras: Al leer una oración se puede dividir en grupos de tres o cuatro palabras. Esta técnica de dar pequeños saltos de un grupo de palabras a otro llevará a que poco a poco la persona pueda leer rápido renglones completos con solo fijar la mirada en ellos por un momento.
Minimizar la subvocalización: este concepto hace referencia a la tendencia a pronunciar mentalmente lo que se lee, como si una voz interior susurrara las palabras del texto. Reducir este hábito permite incrementar la velocidad y la comprensión de lectura, indica el portal Educaweb.
Hacer pausas: si bien es cierto que la lectura es una actividad enriquecedora, se debe tener en cuenta que implica un esfuerzo mental. Por lo tanto, es recomendable tomar pausas entre una lectura y otra. Se puede leer durante periodos de cuarenta minutos o una hora y luego tomar un descanso que oscile entre diez y quince minutos. De esta manera, no solo descansará la mente sino también la vista.
Buena iluminación: un aspecto básico a la hora de preparar el entorno para leer adecuadamente es la iluminación. Leer con poca luz, además de ralentizar la lectura y dificultar la concentración, puede provocar dolores de cabeza. Sin una buena luz, la lectura se hará mucho más pesada y costará mantener un buen ritmo, así que lo ideal es tener luz natural y buenas lámparas de escritorio o de pie o incluso una minilinterna especial para realizar esta actividad.
Comodidad: tener una buena postura y hacer uso de soportes de lectura para mejorar la comodidad permitirá leer mejor y más rápido. También es importante encontrar el momento adecuado, sentirse relajado y buscar el método indicado.
Escanear antes de leer: este truco es ideal para leer documentos o textos que se requiere contextualizar con rapidez y para los que la persona no cuenta con el tiempo suficiente.