Los profesionales de la salud manifiestan que la mejor forma de mantener una salud óptima y de prevenir cualquier tipo de enfermedad es alimentándose de manera sana; es decir, en el plan de alimentación de una persona adulta deben estar presentes todos los grupos alimenticios: las proteínas, los carbohidratos en su estado natural, las frutas, las verduras, las grasas saludables y los frutos secos.
El profesional idóneo para indicar las cantidades propicias que cada paciente debe consumir es el nutricionista; este tendrá en cuenta la edad, el peso y las condiciones nutricionales de cada persona, con el fin de poder determinar las porciones adecuadas para que el paciente no se exceda, ni tampoco consuma más de lo que debe.
Hoy en día se ha hecho frecuente mencionar que el cuerpo sí necesita del consumo de grasas, pero que estas deben ser de origen natural y saludables para que realmente cumplan un efecto positivo en el organismo. La grasa saludable más conocida es el omega-3; este compuesto está presente en alimentos como el aguacate, las nueces y los pescados azules, como el salmón, la caballa, el atún, entre otros.
El portal de cuidado personal, salud y bienestar Saber Vivir indica que este compuesto es el mejor aliado para cuidar y mantener una buena salud cardiovascular; además, reduce los niveles de colesterol elevados en la sangre y regula la presión arterial. A su vez, previene la pérdida de la visión, fortalece el sistema inmune, ya que aumenta las defensas y reduce el riesgo de desarrollar enfermedades como el cáncer o la diabetes.
Cabe mencionar que la Organización Mundial de la Salud (OMS) incluye al aguacate dentro de las fuentes que deberían predominar en ese máximo de un 30 % de ingesta calórica diaria que proceda de las grasas en una dieta saludable, junto a los frutos secos, el aceite de oliva, o los pescados grasos.
Funciones del omega-3 dentro del organismo
- El omega-3 es necesario para el crecimiento y la reparación de las células.
- El cuerpo usa esta sustancia para producir otros compuestos.
- Este compuesto es el precursor de algunas sustancias implicadas en la regulación de la presión arterial, la respuesta inflamatoria y la coagulación sanguínea.
- Algunos tipos de omega-3 no son producidos de manera natural por el cuerpo, por lo que se deben adquirir por medio de la alimentación.
- Reduce los niveles de triglicéridos y colesterol en la sangre, evitando la formación de placa.
- Tiene efecto antiinflamatorio y autoinmune.
- Previene enfermedades como la obesidad, la diabetes tipo 2, la artritis reumatoide y ciertos tipos de cáncer (cáncer de mama, colon, próstata y páncreas).
- Protege la salud del cerebro.
Consecuencias y síntomas de la deficiencia de este compuesto
- Alteraciones en la piel: como erupciones secas y escamosas.
- Retraso en el crecimiento de los bebés y niños.
- Mala cicatrización de heridas.
- Problemas visuales.
Principales fuentes de omega-3
- El ácido alfa-linolénico se encuentra en las nueces, las semillas de lino y semillas chía, y en los aceites de lino, colza y canola.
- El EPA y el DHA están presentes en el pescado (sobre todo en el pescado azul), el marisco y en algunas algas marinas.
¿Qué cantidad de omega-3 se debe consumir?
“Por lo que respecta a las cantidades, se recomienda consumir un puñado de nueces (unos 25 gramos) todos los días, además conviene incluir las semillas de lino y de chía en el plan de alimentación. También se deben comer, al menos, 4 raciones de pescado a la semana, siendo dos de estas de pescado azul (sardinas, boquerones, anchoas, salmón, etc.). Se considera que una ración de pescado equivale a unos 150 gramos”.