La artrosis es la forma más común de artritis. Hay quienes la llaman enfermedad degenerativa de las articulaciones o artritis “de desgaste” y, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), se presenta con más frecuencia en las manos, las caderas y las rodillas.

Cuando se desarrolla esta enfermedad, el cartílago dentro de una articulación empieza a deteriorarse y el hueso subyacente comienza a cambiar. Estas modificaciones por lo general comienzan lentamente y empeoran con el tiempo. La artrosis puede causar dolor, rigidez e inflamación. En algunos casos, también genera un funcionamiento reducido y discapacidad, por lo que cuando avanza, los pacientes ya no pueden realizar de forma normal sus tareas.

En general, la artritis se manifiesta mediante la inflamación o degeneración de una o más articulaciones, precisa la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos. Una articulación es la zona donde dos huesos se encuentran y, según la mencionada fuente, existen más de 100 tipos diferentes de artritis.

Es una enfermedad que involucra la degradación de las estructuras articulares, particularmente del cartílago, el cual en condiciones normales se encarga de proteger la articulación, a la vez que permite que esta se mueva de forma suave.

La rodilla es una de las partes del cuerpo más afectadas por la enfermedad de las articulaciones. Foto: Getty Images. | Foto: Getty Images

El cartílago también absorbe el golpe cuando se ejerce presión sobre la articulación, como sucede cuando las personas caminan. Sin la cantidad usual de cartílago, los huesos debajo de este se dañan y se rozan. Esto causa dolor, hinchazón y rigidez.

¿Cómo tratarla?

Por ahora no hay cura para estos padecimientos y por ello los especialistas lo que hacen es trabajar para controlar los síntomas de la enfermedad con una combinación de tratamientos que pueden incluir lo siguiente, según los CDC.

  • Aumentar la actividad física.
  • Fisioterapia con ejercicios de fortalecimiento muscular.
  • Pérdida de peso.
  • Medicamentos, entre ellos algunos recetados y otros de venta libre para aliviar el dolor.
  • Aparatos de apoyo tales como muletas o bastones.
  • Cirugía

Además de estos tratamientos, las personas pueden ganar confianza en el manejo de su artrosis y artritis con estrategias de automanejo, las cuales ayudan a aliviar el dolor y reducir la discapacidad con el fin de obtener mayores niveles de calidad de vida.

La manzanilla puede consumirse en infusión y tomarse varias veces al día. | Foto: Getty Images

Efecto antiinflamatorio de la manzanilla

De manera complementaria es posible recurrir a algunos remedios caseros. Uno de ellos es la manzanilla. Esta planta se ha utilizado tradicionalmente para tratar el dolor articular. Según información del portal Cuerpo Mente, esta hierba contiene varios compuestos fenólicos, como la apigenina, la quercetina, la patuletina, la luteolina y glucósidos con capacidad para reducir las citocinas y la PGE2, que juegan un papel clave en el desarrollo de la artritis.

“En un estudio que comparó su efecto con acetaminofén y con placebo, la manzanilla redujo significativamente la necesidad del fármaco y no produjo efectos adversos”, precisa la citada fuente, que menciona otro ensayo en el cual se determinó que el consumo diario de seis gramos de infusión de manzanilla evidenció una reducción de las articulaciones sensibles y la velocidad de sedimentación de eritrocitos (un marcador de inflamación) en comparación con el placebo para los pacientes con artritis reumatoide.

Una de las formas de obtener sus beneficios es consumiéndola en infusión, para lo cual se requiere una cucharada de flores de manzanilla seca y una taza de agua. Se pone a hervir el agua y se deja que llegue a ebullición y en ese momento se agrega la manzanilla. Se deja reposar, se cuela y se consume. Lo aconsejable es beberla de dos a tres veces al día y no durante mucho tiempo.

Otras plantas con poderes antiinflamatorios y que ayudarían a aliviar los síntomas de estas afecciones son: aloe vera, boswellia, uña de gato, eucalipto, jengibre, té verde, cúrcuma y la corteza de sauce, entre otras.