El hígado es uno de los órganos más importantes del aparato digestivo. Su función principal es metabolizar y almacenar los nutrientes provenientes de la digestión de los alimentos, además de encargarse de eliminar toxinas del organismo y producir la bilis.
Aunque es un órgano resistente, existen varios problemas que pueden afectarlo. Las principales enfermedades relacionadas con este órgano tienen que ver con el hígado graso, la hepatitis y la cirrosis. La primera de ellas, según el portal de salud Tua Saúde, se presenta cuando existe una acumulación de grasa, generalmente provocada por un consumo excesivo de bebidas alcohólicas, una mala alimentación o debido a problemas de obesidad, diabetes y colesterol alto.
El tratamiento de este padecimiento implica cambios en la dieta y en el estilo de vida en general, así como el tratamiento de enfermedades que pueden haber causado la acumulación de grasa en este órgano.
La hepatitis puede ocurrir como consecuencia de una infección con el virus de la hepatitis A, B, C, D o E, pero también es común en personas que abusan del alcohol, medicamentos o drogas. Además, algunas enfermedades autoinmunes y la obesidad también pueden influir. Los síntomas más comunes son piel u ojos amarillentos y el tratamiento dependerá de la causa que originó esta infección.
La cirrosis, por su parte, es una enfermedad en la que se produce la destrucción permanente de las células hepáticas, provocando que estas sean reemplazadas por tejido fibroso, como si se tratara de una cicatriz, dificultando el funcionamiento del órgano. Esto se produce como consecuencia de la acumulación de toxinas, la alta ingesta de medicamentos y alcohol, malos hábitos alimenticios que generan hígado graso o por hepatitis, indica el mencionado sitio web.
Según la Fundación Española del Aparato Digestivo, 90 % del alcohol que absorbe el organismo se metaboliza en el hígado a través de unas células llamadas hepatocitos en las que el alcohol se “oxida” transformándose en acetaldehído, una sustancia que es considerada la principal responsable de los efectos nocivos del alcohol.
“El acetaldehído es capaz de estimular el sistema inmune y activar sustancias inflamatorias que dañan las células del hígado, degenerándolas y produciendo su destrucción. Además, puede provocar fibrosis, es decir, la sustitución de tejido sano del hígado por un tejido ´cicatricial´ que no puede cumplir con las funciones de un hígado sano. El acetaldehído también estimula los procesos que generan cáncer. La oxidación del alcohol en el hígado favorece una serie de mecanismos que aumentan el depósito de grasa y la aparición de hígado graso”, precisa un artículo de esta institución médica.
Dado que muchas de las complicaciones del hígado tienen su origen en el consumo excesivo de alcohol, es importante limpiar este órgano de estos productos que pueden afectar su salud.
La primera recomendación de los expertos es seguir una dieta baja en grasas y con proteínas que sean de fácil digestión, que pueden encontrarse en productos como los pescados.
Lo ideal es que durante o después de haber consumido alcohol se tenga una buena hidratación. Son ideales los jugos de naranja y toronja ya que contienen vitamina C, un antioxidante que ayuda a limpiar este órgano.
De igual manera, los cereales ricos en vitamina B como galletas integrales, quinua y avena también promueven la desintoxicación del hígado.
Los expertos también recomiendan comer zanahoria, que contiene grandes cantidades de flavonoides, los cuales ayudan a proteger al organismo del daño del alcohol; los frutos rojos que bajan los niveles de azúcar en la sangre, restableciendo los niveles adecuados que el hígado necesita para funcionar. Si el hígado funciona bien, es más fácil que se deshaga de los restos del alcohol.
El ajo también es bueno para la desintoxicación del hígado, ya que es rico en componentes con sulfuro que mejoran el funcionamiento de las enzimas del hígado. De este modo, pueden eliminar las toxinas dañinas.
Por último, el limón ayuda a la producción de bilis en el hígado, lo que le ayuda a eliminar toxinas. Además, contiene vitamina C que ayuda a sintetizar las sustancias tóxicas ingeridas en el alcohol.
El portal Mejor con Salud indica que el consumo de una dieta balanceada y baja en grasas es uno de los aspectos más importantes al momento de proteger el hígado, al tiempo que es recomendable reducir el consumo de alimentos procesados, carnes rojas y fuentes de proteína animal.
“Si bien se pueden ingerir de forma ocasional, lo mejor es suprimirlos durante algunas semanas para aliviar la carga que tiene que soportar este órgano cuando tiene demasiadas toxinas”, precisa.
También se recomienda mucha hidratación. La ingesta diaria de seis a ocho vasos de agua es determinante para un correcto proceso de desintoxicación y eliminación de líquidos.