Las hormonas desempeñan un papel importante en este proceso, pues no solo influyen en el estado anímico o el crecimiento, sino que también son responsables de la manera en que una persona gana o pierde peso, por lo que mantenerlas activas puede ayudar a lograr una figura saludable.
Los expertos coinciden en que la mejor manera de tener un peso saludable es alimentarse de forma sana y realizar actividad física.
Las hormonas circulan por el cuerpo en la sangre y actúan como “mensajeros químicos” que instruyen a las células para que cumplan con determinadas funciones. Son directas responsables del crecimiento y desarrollo, metabolismo, función sexual, reproducción y estado anímico, precisa la biblioteca médica MedlinePlus. Existen cuatro de ellas que están relacionadas con el peso.
Según el portal de salud y belleza ‘Mejor con salud’ hay prácticas para regular las hormonas que influyen en el aumento de peso:
1. Consumir proteínas saludables
La grelina es una hormona reguladora de la ingesta de alimento y del peso corporal y tiene como función principal regular el apetito. Por lo tanto, consumir proteínas ayuda a tener un sentimiento de saciedad. Cabe destacar que si se mantiene una alimentación rica en grasas saturadas y azúcares, esta hormona se altera y el cuerpo se demorará más tiempo en sentir saciedad.
Lo importante es consumir alimentos ricos sanos y nutritivos. Las mejores proteínas son: huevos, almendras, salmón, pechuga de pavo, lentejas, semillas de girasol, entre otras.
2. Estrés
Uno de los síntomas más comunes del estrés es sentir mucho apetito por comidas ricas en grasa o azúcar. Los altos niveles de cortisol afectan la transmisión de dopamina, neurotransmisor relacionado con el sistema de recompensa en el cerebro. “Esto hace que seamos más vulnerables a buscar recompensas comiendo en exceso y a que suframos de muchos antojos”, dice Valeria Mondelli, conferencista de medicina psicológica en el King’s College de Londres.
3. Manejo de insulina
La Clínica Universidad de Navarra (CUN) explica que la insulina es una hormona producida por el páncreas, encargada de controlar los niveles de glucosa en el organismo. “En los pacientes diabéticos se produce en baja cantidad o está ausente. (...) El uso de insulina permite a los pacientes diabéticos mantener niveles de glucosa normales en sangre”.
Mayo Clinic explica que el aumento de peso es un efecto secundario muy común en las personas que usan insulina: “esto puede ser frustrante porque mantener un peso saludable es una parte importante de tu plan general de control de la diabetes”.
Sin embargo, las noticias no son tan malas, pues la entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación afirma que es posible mantener el peso o bajarlo mientras se utiliza insulina.
4. Control de las hormonas tiroideas
La tiroides es una pequeña glándula en forma de mariposa ubicada en la parte delantera del cuello, que produce dos hormonas tiroideas que controlan cómo el cuerpo usa la energía: tiroxina (T4) y triyodotironina (T3). Estas hormonas afectan a casi todos los órganos del cuerpo y controlan muchas de las funciones más importantes; por ejemplo, controlan cómo el organismo usa la energía, afectan la respiración, el peso, la frecuencia cardiaca, la digestión y los estados de ánimo, de acuerdo con Medline Plus.
En consecuencia, los problemas tiroideos incluyen:
- La quema de menos calorías y, en consecuencia hay un aumento de peso.
- La piel se queda un poco más seca y el cabello luce más frágil y quebradizo.
- El cuerpo se siente más cansado.
Lo anterior deja algo en claro: tanto la alimentación como la actividad física, son dos aristas que pueden marcar la diferencia, ayudando a prevenir que se aumente de peso, controlarlo, o en su defecto bajarlo.