La enfermedad de Alzheimer es la forma más común de demencia entre las personas mayores. La demencia es, según los especialistas, un trastorno cerebral que afecta la capacidad que tiene una persona para realizar sus actividades diarias.

Este es un padecimiento que, según la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, avanza lentamente afectando las partes del cerebro que controlan el pensamiento, la memoria y el lenguaje. Quienes padecen esta afección evidencian dificultades para recordar cosas que ocurrieron en forma reciente o los nombres de personas que conocen.

Con el paso del tiempo, los síntomas empeoran al punto que los pacientes no reconocen a sus familiares. De igual forma, pueden tener dificultades para hablar, leer o escribir y pueden olvidar cosas tan sencillas y básicas como de qué manera se cepillan los dientes. Cuando la enfermedad avanza, estas personas se vuelven completamente dependientes.

Según el Instituto Nacional del Envejecimiento de Estados Unidos, son muchos los factores que influyen en cómo comienza y cómo evoluciona la enfermedad de Alzheimer, siendo la edad el mayor factor de riesgo.

“Las causas del Alzheimer de inicio tardío, la forma más común de la enfermedad, probablemente incluyen una combinación de factores genéticos, de estilo de vida y ambientales. La importancia de cualquiera de estos factores para aumentar o disminuir el riesgo puede diferir de persona a persona”, precisa la mencionada fuente.

Los cambios que se pueden presentar en el cerebro como consecuencia de la edad incluyen la reducción de ciertas partes del cerebro, inflamación, producción de moléculas inestables conocidas como radicales libres y descomposición de la producción de energía dentro de las células.

Si bien no existe una fórmula mágica que pueda evitar que esta enfermedad se desarrolle, lo que sí hay son formas de retrasar su aparición y para ello es determinante adoptar unos hábitos saludables del estilo de vida, como llevar una buena alimentación, hacer ejercicio y no fumar.

Según los expertos del instituto de investigación Mayo Clinic, estos cambios pueden tener un efecto en la reducción del riesgo de padecer enfermedad de Alzheimer y otros tipos de demencia, aunque falta mayor evidencia científica para comprobarlo de manera plena.

Dado que la alimentación juega un papel determinante en este proceso, la dieta mediterránea se ha relacionado con un menor riesgo de presentar esta enfermedad y también con una mejor cognición en las personas que tienen riesgo de enfermedades cardíacas y otras enfermedades vasculares.

Esto se debe a que es una alimentación que involucra frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y pescado, y emplea el aceite de oliva como grasa principal de cocción. “Este tipo de dieta también es una alimentación saludable para el corazón y reduce el riesgo de afecciones como la presión arterial alta, el colesterol alto y la diabetes tipo 2. Estas afecciones también son factores de riesgo de demencia”, precisa Mayo Clinic.

Si bien se requiere de mayor análisis científico para que el mundo tenga certeza de cómo prevenir la enfermedad de Alzheimer, hay recomendaciones que favorecen la buena salud del cerebro en general, por lo que podrían incidir de manera positiva para retrasar la aparición de este mal y de la demencia. Son las siguientes:

- Evitar fumar.

- Controlar los factores de riesgo cardiovascular, incluida la presión arterial alta, el colesterol alto y la diabetes.

- Seguir una alimentación equilibrada, como la dieta mediterránea, que incluya gran cantidad de verduras, frutas y proteína magra, especialmente fuentes proteicas que contengan ácidos grasos omega-3 como los pescados azules y las semillas de chía, girasol, lino, calabaza y sésamo, entre otras.

- Realizar actividad física y mantenerse socialmente activo, lo cual incluye realizar ejercicio aeróbico.

- Mantener un peso saludable.

- Usar habilidades de pensamiento (cognitivas), como las habilidades de memoria.

- Evitar las lesiones en la cabeza.

- Limitar el consumo de bebidas alcohólicas.