La elección de una mascota no es tan sencilla como parece y, aunque muchas personas se inclinan por los perros creyendo que mantenerlos es fácil y cuidarlos es sencillo, no contemplan que son tareas que demandan tiempo, dinero y paciencia.

Además, es una decisión que se debe tomar contemplando diferentes variables, pues la responsabilidad de tener un perro no es algo pasajero, ya que se trata de un animal que seguramente lo acompañará por varios años.

En este orden de ideas, lo que se aconseja es no dejarse llevar por los tiernos y bellos que resultan ser los cachorros, pues en ocasiones sus inocentes caras y ladridos, hacen que los nuevos amos se apresuren a adoptar o comprar un perro que no es acorde con sus condiciones.

Hay razas de perros que demandan mucha actividad física, mientras que otras son más tranquilas y dóciles. | Foto: Bing Image Creator

¿Qué se debe tener en cuenta para tener un perro?

Tamaño de la vivienda

Es uno de los aspectos más importantes, pues no es lo mismo tener un perro en una casa campestre con amplias zonas verdes, que llevarlo a vivir en un apartamento pequeño en el centro de cualquier ciudad.

Se debe tener en cuenta este aspecto, pues el animal necesitará su propio espacio para comer, descansar y, en ocasiones, hasta para hacer sus necesidades; en este orden de ideas, en una casa, con grandes espacios, el animal se sentirá más cómodo y evitará episodios de estrés, algo que puede resultar siendo perjudicial para la salud de la mascota.

Tamaño del animal

Los perros, mientras son cachorros, son de un tamaño manejable; sin embargo, mientras van creciendo comienzan a aparecer los problemas si no se contempló qué tan grandes iban a ser. En este punto es clave indagar por la raza de perro que se quiere y, en caso de que sean un animal criollo, ojalá se pudiera saber algo sobre su pasado o parientes, pues esto le daría una idea de qué tamaño tendrán.

Teniendo en cuenta lo expuesto en el punto anterior, no es bueno tener animales demasiado grandes en espacios pequeños, pues no les resultará fácil moverse y, además, podrán causar daños e inconvenientes de convivencia que terminarán por afectar al perro y al dueño del inmueble.

Hay que contemplar el tamaño de la vivienda y del perro a la hora de querer tener uno como mascota. | Foto: GettyImages

Otros integrantes de la familia

Aquí es clave que alguien estudie las características de cada raza. Debe saber si son dóciles y amigables o si, por el contrario, son perros, cazadores, deportistas, tranquilos o inquietos, entre otras características. Esto le ayudará al nuevo amo a saber si sus hijos pequeños estarán a salvo en compañía del animal, no porque puedan ser peligrosos, sino porque por estas condiciones y su tamaño, pueden empujar a los niños y hacerlos golpear con algún objeto peligroso.

Además de esto, a la hora de salir a dar un paseo junto a la mascota y los pequeños, para el dueño del perro será mucho más fácil dominar un perro tranquilo que a uno que por sus características requiera mucha más atención.

Capacidad económica

Este punto es crucial, pues los perros no solo necesitan agua y comida; son animales que requieren de diferentes cuidados para que estén sanos y sean felices, algo que afecta directamente el bolsillo.

Dependiendo de la raza, el pelaje será uno de los puntos más complicados, ya que se requerirán tratamientos y baños especiales para evitar hongos y enfermedades; asimismo, en cuanto a la comida, es clave contemplar que entre más grande el animal, más alimento demandará.

El Bulldog Inglés es uno de los perros más costosos del mundo. | Foto: El País

En este mismo sentido, debido a la raza y a sus condiciones, la calidad de la comida es diferente, pues hay algunas especiales para el pelo, los dientes y su función digestiva, algo que puede resultar incrementando el gasto mensual.

Por otro lado, a la hora de viajar, si no puede llevar al perro, las guarderías o espacios de cuidado también cobrarán ciertas tarifas dependiendo de la raza del animal y su tamaño.

Perfil de la raza

para terminar, analice el perfil de la raza; hay algunas que son muy enérgicas y que al no contar con la atención ni la ejercitación suficiente comenzarán a tener comportamientos no tan sanos; se podrán tornar agresivos o podrán comenzar a dañar muebles, paredes y otros elementos, además de convertirse en perros que no obedecen y que siempre andan metidos en problemas.

En este punto es importante saber si se tiene el tiempo suficiente para pasearlos y mantenerles rutinas de actividad física adecuadas; de lo contrario, es bueno optar por razas de compañía que son más tranquilas.