El cuerpo humano es susceptible de lastimarse de formas diversas, siendo algunas lesiones más dolorosas que otras. Los esguinces, también conocidos como torceduras o distensiones de los ligamentos, forman parte de ese grupo de lesiones que producen una fuerte molestia.

De acuerdo con un artículo publicado en el blog TopDoctors, de España, esto sucede cuando se estiran mucho los ligamentos o una articulación se ubica en una posición no natural. Entre los malestares que provoca un esguince se listan los dolores musculares, aparición de hematomas, la inflamación y la rigidez de la articulación afectada.

Ahora, no hay un único tipo de esguince y estos se clasifican según su gravedad en tres categorías.

  • Esguince de grado 1: en este tipo de lesiones se presenta una distensión de los ligamentos, pero no al extremo de derivar en una rotura de los mismos.
  • Esguince de grado 2: este se caracteriza por una rotura parcial del tejido ligamentoso.
  • Esguince de grado 3: se trata del tipo más grave y en estos casos existe una rotura completa de la porción ligamentosa.
Foto de referencia sobre un esguince | Foto: Yuri_Arcurs

Como señalan desde el centro Traumatologia i Medicina d’Esports d’Hivern S.L. (Traumatología y Medicina de Deportes de Invierno S. L.), el esguince y la rotura de ligamento son distintos.

El primero consiste en un dolor sordo, impreciso. De acuerdo con el doctor Ignacio Muro, especialista en medicina deportiva, consultado por la entidad, “cuando se produce un esguince muscular, las pruebas de resistencia provocan dolor”. Este generalmente sucede cuando un músculo se activa repentinamente luego de estar en reposo.

En cambio, la rotura de ligamento se caracteriza por provocar un dolor más agudo, más específico en la articulación, la cual duele cuando se presiona. “Al mover la articulación, los ligamentos se estiran, lo que provoca dolor”, explica Muro. Generalmente, esta ocurre al hacer un movimiento o cambio de dirección rápido.

¿Es posible prevenir estas lesiones?

Sí, responden los expertos. La prevención recae en el cuidado de las personas, implementando algunos buenos hábitos, sobre todo a la hora de realizar actividad física. En este sentido, los especialistas de TopDoctors recomiendan:

  • Procurar no utilizar tacones altos.
  • Realizar estiramientos y calentamiento previo al ejercicio o a la práctica deportiva.
  • Evitar practicar deportes o actividades en las que no se cuenta con el entrenamiento adecuado.
  • Usar calzado protector para realzar actividades físicas en las que se ejerza tensión sobre el tobillo u otras articulaciones.
  • Optar por un calzado que se ajuste al pie de forma correcta.

El esguince de tobillo es la manera más común en la que se presenta esa lesión, por lo cual existen algunos consejos específicos para esta región del cuerpo. Una de ellas es hacer entrenamiento propioceptivo, el cual consiste en hacer movimientos con el tobillo para fortalecer la zona.

“Su función principal es preparar esta parte del cuerpo para responder ante futuras lesiones. Generalmente, se recomienda que sean supervisados por un fisioterapeuta, para evitar agravar la lesión”, indican desde Medline Plus.

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Asimismo, desde este portal, precisan que en ocasiones esta lesión es producida por la debilidad de una extremidad frente a otra, por eso es necesario ser consciente durante el entrenamiento y equilibrar el esfuerzo de amabas piernas, para fortalecer la musculatura y los ligamentos.

En los casos menos graves, el tratamiento de un esguince no requiere procedimientos médicos extremos, ya que lo fundamental es atender el dolor y la inflamación, molestias que se pueden aliviar desde casa. Lo crucial es guardar reposo y tratar de no sobrecargar la zona afectada.

Los expertos aconsejan poner hielo sobre la lesión para mejorar la inflamación y el dolor. Además, sugieren vendar apretando el área afectada. Un truco que favorece la recuperación es elevar el miembro afectado para estimular el drenaje edematoso, explica TopDoctors.