Los ruidos articulares, como chasquidos o crujidos son frecuentes en personas que no presentan ningún trastorno articular, sin embargo, también pueden producirse por problemas específicos de las articulaciones. Por ejemplo, la rótula puede crepitar si está lesionada por la artrosis, y la mandíbula puede chasquear en caso de trastorno de la articulación temporomandibular, según Alexandra Villa-Forte médica de Cleveland Clinic.
El Hospital La Paloma señala que en muchos casos los ruidos se producen al agacharse, al levantarse de una silla, o bajar unas escalera, en este tipo de escenarios es muy común que se escuche crujir las articulaciones, aunque no sucede en todas las personas de la misma forma.
Cabe resaltar que cuando las personas se levantan de la cama y a veces sienten una especie de chasquido en las rodillas, no hay que obsesionarse con esto. “Los crujidos articulares son frecuentes y están dentro de lo que se considera normal”, afirma el doctor Marcos Paulino Huertas, vocal de la Sociedad Española de Reumatología.
Por lo tanto, “notarlos no tiene por qué ser sinónimo de que la articulación se esté desgastando o lesionando”, sostiene el experto. Sin embargo, cuando el crujido de los huesos viene acompañado de dolor o inflamación puede alertar de un problema mecánico o el comienzo de una enfermedad en la articulación o alrededor de ella, como puede ser un cartílago desgastado.
Señales que pueden suponer un trastorno
Que una articulación cruja de vez en cuando no es preocupante, pero si esto ocurre con frecuencia se debe consultar con el médico de cabecera.
- Pedir una cita si los crujidos se acompañan de calor, dolor, inflamación o enrojecimiento en esa articulación.
- Son síntomas de que algo anda mal en la zona, y pueden deberse a una artrosis o, en el caso de la rodilla, a una lesión en el menisco, la rótula o los cartílagos, entre otras causas que requieren de tratamiento médico.
Fijarse cómo suenan
Cuando el sonido es similar al de chascar los dedos o, en cambio, es como si una cinta de velcro se separase (o el ruido que hace el crepitar del fuego), influye en su gravedad.
Esto es importante porque los primeros son típicos de los crujidos fisiológicos, mientras que los segundos corresponden a lo que se denomina crepitación.
- “La crepitación es un sonido provocado por la fricción entre superficies articulares”, según el experto.
- Ocurre cuando el cartílago está débil, y provoca que los huesos acaben rozando unos con otros en la zona de la articulación.
- “Las personas con crepitación articular suelen estar asintomáticas, pero su riesgo de desarrollar artrosis es cuatro veces mayor y, a la larga, pueden tener menos capacidad de movimiento o dolor local”, agrega Huertas.
Ejercicios para cada zona
Los siguientes estiramientos son buenos ejemplos de cómo estirar la musculatura que rodea cada articulación:
Cuello
- De pie, acercar la oreja izquierda al hombro del mismo lado. Apoyar la mano izquierda sobre la cabeza. Se notará cómo el lateral del lado contrario se estira. Mantener la postura unos segundos y repetir con la derecha.
Hombros
- Sentado, estirar los brazos hacia delante. Aguantar unos segundos y, a continuación, inclinar el tronco hacia abajo mientras se llevan los brazos hacia abajo y hacia atrás (como si fueran las aspas de un molino) lo máximo que se pueda. Aguantar unos segundos y repetir.
Rodillas
- Sin moverse de la silla, apoyar ahora la columna en el respaldo y las piernas en el suelo (formando un ángulo de 90 grados con las rodillas). Elevar primero una y después la otra, estirándola bien. Aguantar unos segundos.
Tobillos
- De pie, apoyar las manos en una pared y dar un paso atrás con una pierna. El pie de esa pierna debe quedar totalmente pegado al suelo: si se nota una ligera tensión en el tobillo es que el estiramiento está haciendo su efecto. Aguantar unos segundos y hacerlo con la otra pierna.