La depresión es un trastorno mental muy frecuente. Según datos de la Organización Mundial de la Salud se estima que “afecta a 3,8 % de la población, incluidos 5 % de los adultos y 5,7 % de los adultos de más de 60 años. A escala mundial, aproximadamente 280 millones de personas tienen depresión”.

De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la depresión es más que tener tristeza o sentir desasosiego por lo que haya pasado en el día. Cuando se tiene este trastorno, la tristeza puede durar mucho tiempo y puede convertirse en una interferencia para llevar a cabo la rutina diaria.

Respecto a su causa exacta, los médicos aún no la conocen. “Puede ser causada por una combinación de factores genéticos, biológicos, ambientales y sicológicos”, explican desde CDC. Así mismo, los expertos señalan que pueden influir factores químicos del cerebro.

“Los neurotransmisores son sustancias químicas que se encuentran naturalmente en el cerebro y que probablemente desempeñan un rol en la depresión. Las investigaciones recientes indican que los cambios en la función y el efecto de estos neurotransmisores, y cómo interactúan con los neurocircuitos involucrados en mantener el equilibrio del estado de ánimo pueden tener un rol importante en la depresión y su tratamiento”, detalla Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación.

Según indica Medline Plus, sitio web de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, la depresión en los adultos mayores es un problema que no es parte natural del envejecimiento, como muchos creen. En la mayoría de los casos no se identifica ni se realiza un tratamiento.

Los cambios en el estilo de vida de las personas adultas mayores pueden ser un factor de riesgo para sufrir depresión o que esta empeore. Mudanza, dolor crónico, hijos que ya no están en la casa, personas cercanas que mueren y la pérdida de independencia influyen notablemente. También padecer alguna enfermedad como cáncer, demencia y Parkinson; o sufrir un accidente cerebrovascular.

Mayo Clinic, explica los síntomas más frecuentes de la depresión:

  • Sentimiento de tristeza.
  • Ganas de llorar.
  • Arrebatos, irritabilidad por asuntos irrelevantes.
  • Frustración.
  • Pérdida de interés por actividades habituales.
  • Insomnio o dormir demasiado.
  • Falta de apetito.
  • Aumento de peso.
  • Ansiedad, inquietud.
  • Sentimientos de culpa o inutilidad.
  • Fijación en momentos o fracasos del pasado.
  • Problemas para pensar, concentrarse y tomar decisiones.
  • Pensamientos frecuentes sobre la muerte o intentos de suicidio.
  • Dificultad para pensar, concentrarse, tomar decisiones y recordar cosas
  • Problemas físicos sin explicación alguna.

En el caso de los adultos mayores, los síntomas pueden ser difíciles de detectar, debido a que pueden confundirse con otras afecciones de salud, que generalmente se presentan con el envejecimiento. Medline Plus señala que es prudente prestar atención a estos signos:

  • Fatiga.
  • Falta de apetito.
  • Dificultad para dormir.

En caso de sospechar que alguien presenta estos síntomas, se debe consultar a un médico. La intervención médica y el apoyo psicológico es fundamental para tratar la depresión; y según sea el caso del paciente, el tratamiento será diferente.

El tratamiento para la depresión es un proceso y no se sana de la noche a la mañana con un medicamento, como el caso de otras enfermedades. Es fundamental buscar ayuda para iniciar un seguimiento y mejorar la calidad de vida de los abuelos. En algunos casos, los doctores recetan medicamentos, en otros psicoterapia o ambas. Cada paciente es diferente.