El tomate de árbol, también conocido como tamarillo, es un fruto tropical que aporta nutrientes y vitaminas beneficiosas para la salud del organismo. Gracias a su acción antioxidante sirve para fortalecer el sistema inmunológico y es bueno para mejorar la visión.
Según datos del Instituto de Investigación de Cultivos y Alimentos de Nueva Zelanda, la composición nutricional por 100 gramos de producto fresco es de: 36 kilocalorías, 1,8 gramos de proteína, 0,5 de grasas, 4,3 de carbohidratos y 3,6, de fibras.
Además, de acuerdo con información del portal Mejor con Salud, este fruto, que es muy típico de Suramérica, aporta componentes como polifenoles, carotenos y antocianinas. De igual forma, es buena fuente de vitaminas A, C y B6, así como de potasio, manganeso y cobre.
Se le considera un fruto con propiedades antiinflamatorias, antioxidantes, antiproliferativas (inhibe la reproducción celular, en especial de células cancerosas) y antiobesidad. Precisamente en este último aspecto es favorable debido a que es bajo en calorías y contiene una importante cantidad de agua, lo que lo hace ideal para incluir en dietas tendientes a adelgazar, según indica el portal de recetas Cocina Casera.
De igual forma, es recomendado para controlar los niveles de colesterol. El tomate de árbol contiene vitamina F, que es lo mismo que los ácidos grasos poliinsaturados, los cuales son beneficiosos para la salud. Estos ácidos tienen la posibilidad de reducir los niveles de colesterol alto, disminuyendo el LDL conocido como malo y aumentado el HDL, que es el bueno.
El colesterol elevado puede generar la formación de depósitos grasos en los vasos sanguíneos y con el tiempo estos crecen dificultando el fluido de la sangre a través de las arterias. Además, a veces, esos depósitos pueden romperse y formar coágulos que pueden ocasionar un ataque cardíaco o un accidente cerebrovascular, según información de la institución Mayo Clinic.
Por ello, el consumo de alimentos ricos en vitamina F resulta interesante a la hora de cuidar el sistema cardiovascular, ya que disminuye la hipertensión y cuida y protege las arterias, evitando problemas del corazón.
Otros beneficios
Este fruto también es aliado de la piel, gracias a que contiene algunos nutrientes que ayudan a protegerla e hidratarla. Por un lado, la vitamina C estimula la síntesis de colágeno, proteína que forma parte de la estructura de la piel; y, por otro, ejerce un papel antioxidante protector de los rayos ultravioleta.
Además, contiene vitamina A, sustancia requerida para mantener la integridad de las mucosas y la piel. Del mismo modo, ayuda a preservar el tono, es decir, que evita la despigmentación, da firmeza, elasticidad y participa en la cicatrización de las heridas.
Esta misma vitamina es ideal para la salud ocular. Es beneficiosa para un funcionamiento saludable de la superficie del ojo y también para la formación del fotoreceptor rodopsina. Este último está muy relacionado con la visión nocturna, pues permite que las personas puedan ver en condiciones de poca luz.
También ayuda en el proceso digestivo, gracias a su cantidad de fibra. Uno de las principales beneficios de su presencia en la dieta es la regulación del tránsito intestinal al mejorar algunas afecciones como el estreñimiento. Según Mayo Clinic, su ingesta promueve el movimiento del material de desecho a través del aparato digestivo y aumenta el volumen de las heces, por lo que el tomate de árbol puede ser benéfico para quienes luchan contra el estreñimiento o la evacuación irregular.
“Incorporar a la dieta el tamarillo significa regalarse vitaminas, minerales y nutrientes esenciales fundamentales para el buen funcionamiento del sistema nervioso y el sistema inmunitario”, señala un artículo publicado en el diario La Vanguardia, de España.
Para obtener cualquiera de sus beneficios, este fruto se puede consumir de varias formas. La opción más sencilla es comerlo sin ninguna preparación, separando la cáscara que puede resultar amarga. Tanto la pulpa como las semillas son comestibles.
De igual forma, la pulpa se puede mezclar en batidos y zumos de frutas. Por ejemplo, con plátano, fresa, naranjas o yogur. Además, sirve para hacer mermeladas, gelatinas y salsas. También se puede preparar un jugo solo con agua y endulzar si es necesario con productos naturales.