A la apendicitis se le conoce como una inflamación del apéndice, una pequeña bolsa que se encuentra ubicada en el lado inferior derecho del abdomen.
Normalmente esta afección provoca dolor en el abdomen bajo. Sin embargo, en la mayoría de las personas, la molestia comienza alrededor del ombligo y luego se desplaza. “A medida que la inflamación empeora, el dolor de apendicitis por lo general se incrementa y finalmente se hace intenso”, precisa el instituto de investigación Mayo Clinic.
Si bien cualquier persona puede sufrir de apendicitis, lo más frecuente es que ocurra en aquellas que se encuentran entre los 10 y 30 años de edad. El tratamiento con el que se cura la afección es la extirpación quirúrgica del apéndice.
Los síntomas que se registran cuando se padece de apendicitis se reflejan con un dolor repentino, el cual, según Mayo Clinic, puede empeorar cuando la persona tose, camina o realiza movimientos bruscos. También se pueden presentar náuseas y vómitos, pérdida de apetito, fiebre ligera que puede empeorar a medida que la enfermedad avanza, estreñimiento o diarrea, hinchazón abdominal y flatulencia
Los expertos indican que el lugar donde la persona siente el dolor puede variar, dependiendo de la edad y la posición en la que se encuentra el apéndice. Durante el embarazo, el dolor parecería provenir de la parte superior del abdomen, porque el apéndice se encuentra más alto cuando la mujer se encuentra en este estado, por ejemplo.
Causas
En muchos casos, se desconoce la causa exacta que genera la apendicitis. Los expertos creen que se desarrolla cuando parte del apéndice se obstruye o bloquea.
Algunas de las causas que pueden generar el bloqueo del apéndice son, según el portal Healthline, una acumulación de heces endurecidas, folículos linfoides agrandados, lombrices intestinales, lesión traumática o tumores.
“Cuando el apéndice se bloquea, las bacterias pueden multiplicarse en su interior. Esto puede provocar la formación de pus e hinchazón, lo que puede causar una presión dolorosa en el abdomen”, precisa la mencionada fuente.
La apendicitis puede ser aguda o crónica. El primer caso se puede desarrollar de manera grave y repentina y los síntomas tienden a desarrollarse rápidamente en el transcurso de uno o dos días. Cuando esto se presenta, el paciente requiere de tratamiento médico inmediato. Si no se trata, puede provocar la ruptura del apéndice, lo que puede derivar en una complicación grave e incluso mortal.
En lo referente a la apendicitis crónica, es menos común que la aguda. “En casos crónicos de apendicitis, los síntomas pueden ser relativamente leves. Pueden desaparecer antes de volver a aparecer durante un período de semanas, meses o incluso años. Este tipo de apendicitis puede ser difícil de diagnosticar. A veces, no se diagnostica hasta que se ha convertido en apendicitis aguda”, precica Heathline.
Complicaciones
El portal Cinfasalud de España indica que si la apendicitis no se interviene a tiempo, la inflamación del apéndice puede provocar la perforación de esta bolsa y derivar en una peritonitis o inflamación del peritoneo, la cual se manifiesta con un dolor intenso y el endurecimiento del abdomen.
Según Healthline, las infecciones bacterianas que se generan por el rompimiento de la apéndice también pueden afectar otros órganos del abdomen. Por ejemplo, las bacterias de un absceso o apéndice roto pueden ingresar a la vejiga o colon. También puede viajar a través del torrente sanguíneo a otras partes del cuerpo.
Este sitio web asegura que para prevenir o controlar estas complicaciones, el médico puede recetar antibióticos, cirugía u otros tratamientos. “En algunos casos, se podrían desarrollar efectos secundarios o complicaciones del tratamiento. Sin embargo, los riesgos asociados con los antibióticos y la cirugía tienden a ser menos graves que las posibles complicaciones de la apendicitis no tratada”.