Elon Musk, el magnate de Tesla, se convirtió hace unas semanas en el mayor accionista de la red social Twitter. No contento con eso, y luego de intensas negociaciones con la junta directiva de la organización, Musk ofreció la exorbitante suma de 44.000 millones de dólares para adquirir la totalidad de la compañía.
Y es que para Musk la compra de esta red social no es simplemente una inversión. El magnate se ha lanzado en una cruzada que busca la defensa de la libertad de expresión.
La principal intención de Musk es la de reformar las normas de comunidad de Twitter –que cada vez son más estrictas– para permitir que todo el mundo pueda opinar sobre aquellos asuntos que considera importantes sin temer a la censura.
La pregunta es, entonces, ¿cómo funcionaría Twitter en manos de Musk?
En un mensaje compartido en la misma red social, el magnate afirmó que “la libertad de expresión es la base para que una democracia funcione, y Twitter es la plaza pública digital donde se debaten asuntos vitales para el futuro de la humanidad”.
Y es que esta plataforma se ha convertido, en los últimos años, en una especie de campo de batalla en el que tanto políticos de alto perfil como sus seguidores envían mensajes, lanzan ataques y opinan sobre temas de importancia política de manera diaria. Así, el primer paso “para que Twitter merezca la confianza del público es que debe ser políticamente neutral, lo que, efectivamente, significa molestar a la extrema derecha y a la extrema izquierda por igual”, dijo el magnate.
De la mano con su combate a la censura, Musk busca atacar también la desinformación presente en la red social y que tiene como causa principal la existencia de cuentas falsas o troll, que se encargan de difundir mensajes engañosos de manera masiva y que son controladas por computadoras.
El magnate busca combatir este problema “haciendo que los algoritmos sean de código abierto para aumentar la confianza, derrotando a los bots de spam y autentificando a todos los humanos”, según compartió en su cuenta de Twitter. Hacer de Twitter una red social de código abierto supone que cualquier persona –que tenga conocimientos sobre programación– puede participar en la creación de herramientas y soluciones colectivas a los problemas de la aplicación.
Así, para combatir a las cuentas falsas, Musk espera contar con la ayuda de desarrolladores en todo el mundo y con un sistema de verdadera autenticación del usuario. Este tema de las cuentas falsas, sin embargo, ha sacudido el proceso de compra de la compañía. En los últimos días, el magnate anunció la suspensión parcial del proceso de compra de Twitter hasta que se confirme que “las cuentas falsas/spam representan menos del 5 por ciento de los usuarios”.
El problema de las cuentas falsas va tan hondo en la red social, que desde 2017 la compañía no puede verificar cuántos de estos perfiles circulan por su red. Es decir, Twitter no puede dar un número exacto, y mucho menos una garantía o porcentaje, sobre la cantidad existente de este tipo de cuentas, las cuales constituyen uno de los principales problemas de Twitter para Musk. Sin embargo, si el magnate quiere retirar por completo la oferta de compra, deberá pagar una multa de 2.000 millones de dólares. También se especula que esto es una estrategia de negociación que le permitiría a Musk pedir un precio más bajo por la compañía.En temas administrativos también hay reformas planeadas.
El magnate anunció que la junta directiva de la empresa no obtendría ningún salario y que, además, planea sacar a la red social de los mercados financieros de Wall Street, decisión que fue aplaudida por Jack Dorsey, cofundador de Twitter.
“Recuperarlo de Wall Street es el primer paso correcto”, dijo Dorsey, quien luego afirmó que “Elon es la única solución en la que confío”. Sumado a esto, el magnate afirmó que podría cobrar por el uso de la aplicación. “Twitter siempre será gratuito para los usuarios ocasionales, pero quizá suponga un pequeño costo para los usuarios comerciales/gubernamentales”, comentó. De esta manera, Musk busca reposicionar a una red social que considera olvidada por los sectores comerciales, los cuales muchas veces tienen miedo de promocionar sus productos en una plataforma en la que mensajes muy polémicos pueden ser compartidos.
Levantando ampollas
A pesar de que el acuerdo de Musk con Twitter está en suspenso, la cuestión ha levantado ampollas en los debates sobre la libertad de expresión en internet a nivel global. Dos ejemplos sirven para ilustrar esta situación. En los Estados Unidos, la cuenta del expresidente Donald Trump fue suspendida luego del asalto al Capitolio, el 6 de enero de 2021.
En su momento, Twitter tomó la decisión de vetar a Trump debido a que las declaraciones realizadas por el expresidente durante el asalto “ayudaron a generar nuevos espacios de violencia”. Musk se mostró abierto a revocar esta decisión. Para el magnate, nuevo paladín de la libertad de expresión, la medida no fue efectiva, no solucionó ningún problema y terminó por “alienar” a buena parte de los ciudadanos estadounidenses. Igualmente, hace una semana, el caso de un tiroteo en la ciudad de Búfalo volvió a prender las alarmas sobre el extremismo en internet, reviviendo algunos de los miedos del asalto al Capitolio.
Payton Gendron, el terrorista que asesinó a más de diez personas en esta ciudad del estado de Nueva York, afirmó haberse radicalizado durante la pandemia, cuando empezó a frecuentar foros de internet. Además de esto, Gendron transmitió la matanza –en vivo y como si se tratara de un videojuego– por medio de una red social para luego compartir un preocupante manifiesto en el que expresaba ideas abiertamente racistas. El joven de 18 años declaró que su objetivo era “matar a tantos negros como fuera posible”.
El dueño de Microsoft, Bill Gates, no está muy seguro acerca del proyecto de Musk.
En una entrevista para The Wall Street Journal, Gates se mostró bastante escéptico frente a las presuntas reformas que quieren adelantarse en Twitter. “En realidad, podría empeorar las cosas... No está totalmente claro”, dijo Gates. “¿Cuál es su objetivo cuando habla de la ‘apertura’? ¿Qué opina de los que dicen que las vacunas matan a la gente o que Bill Gates está rastreando a las personas? ¿Es una de las cosas que él cree que deben difundirse?” agregó.
En este contexto, las reformas que intenta plantear Musk en Twitter caminan sobre una línea bastante delgada y verdaderamente difícil de discernir. Varias preguntas se levantan a partir de este importante debate: ¿cuáles van a ser las nuevas normas de comunidad de Musk? ¿Hasta qué punto la libertad de expresión que el magnate defiende podría dar paso a discursos de odio y abiertamente violentos como los promovidos por el terrorista de Búfalo? ¿Cómo trazará Musk la delgada línea entre la censura y el extremismo en internet?
Las intenciones de Musk frente a Twitter parecen claras. Sin embargo, el magnate se enfrenta a una tarea titánica que es más fácil de decir y mucho más difícil de realizar.De efectuarse la compra, la red social podría dar un giro completo. El futuro de Twitter es todavía bastante incierto.