Las relaciones amorosas, por más cortas que sean, siempre van a dejar una huella cuando estas llegan a su fin. Ya sea por cuestiones sencillas, como pequeñas diferencias que no pudieron arreglarse, o un poco más fuertes y relevantes, como una infidelidad, todas dejan una marca que parece difícil de borrar y el consejo siempre será el mismo: “el tiempo lo cura todo”.

Según varios expertos, la frase es parcialmente cierta, pues aunque el paso de los días, semanas, meses y hasta años puede ayudar para olvidar a alguien o, aún mejor, olvidar lo que esa persona especial representó en la vida; el reloj no puede hacer el trabajo solo. Lo cierto es que el tiempo necesita un empujón para superar a un ex, y eso es algo que solo una mentalidad fuerte y sana puede hacer.

De acuerdo con Patricia Córdoba, licenciada en Psicología graduada de la Universidad Autónoma de Manizales (UAM) en Colombia, por más daño que haga el recuerdo de la persona amada, aunque el tiempo puede ayudar a sanar, dicha sanación no se logra tratando de olvidar, sino buscando restarle importancia al recuerdo.

“No solo no puedes olvidar a tu ex, sino que no debes hacerlo, no es viable ni deseable. No consigues recuperar tu bienestar, porque te has convencido de que ‘debes olvidar a tu ex’ porque crees que ‘no deberías pensar en tu ex’”, explicó la experta por medio de un artículo de su autoría.

Para Córdoba, pensar en que se debe olvidar tendrá un efecto totalmente contrario al que se quiere lograr. Forzar olvidar a alguien llevará a la persona a pensar aún más en ese recuerdo. Es un círculo vicioso en el que se idealiza negativamente a una persona por medio del recuerdo que se quiere con todas las fuerzas olvidar.

“Hagamos la prueba. Deja que entre a tu mente un número. Piensa en un número cualquiera, menos en el número tres. Elige el que tú quieras, pero no pienses, bajo ningún concepto, en el número tres. Por favor, no pienses en el número tres, Insisto, no tengas en la mente el número tres. (…) Repítete “no quiero pensar en el número tres, no existe el número tres, no hay tres”, y ¡zas! No podrás desprenderte del maldito número tres”, es la analogía usada por la experta para dar a entender su punto.

Teniendo en cuenta esto, lo importante es reconocer que lo que se debe hacer no es intentar reprimir un recuerdo que, por más malo que se vea, en algún momento de la vida se gestó por venir de una experiencia bonita y tierna. Por esto, lo verdaderamente relevante es reformular el objetivo para hallar una nueva estrategia.

Así, la idea no es decir: “voy a olvidar a mi ex”, sino “voy a hacer que su recuerdo sea menos doloroso”.

Para esto, es crucial empezar a plantear diferentes opciones con las cuales redefinir el concepto de un ex en la mente, para de esta forma tener el control sobre su recuerdo y que no sea este pensamiento el que tenga el dominio sobre la persona.

“Cada vez que acuda a tu mente algún contenido relacionado con tu ex, no intentes ocultarlo ni eliminarlo rápidamente, simplemente comprométete a atenderlo en un momento del día específico. No pierdas tiempo y energía en convencerte de que no deberías de pensar en tu ex, sencillamente acepta que su visita está ya en tu mente, pero tú vas a elegir cuándo atenderla. Es decir, cuando aparezca, concédele el derecho a existir, déjale que esté por ahí vagando, pero únicamente le darás tu atención plena cuando te hayas citado en el momento elegido”, añadió Córdoba.

En resumen, para olvidar a un ex, la estrategia es precisamente hacer lo contrario: no intentar reprimir su recuerdo, sino aprender a gestionarlo. Hay que asumir una verdad: el recuerdo está presente y eso es algo que la mente no puede borrar de un día para otro. Por esto, lo importante es saberlo controlar y permitir que sea la misma mente la que dé un sentido diferente a ese pensamiento. Así, aunque el recuerdo no se vaya, ya no será doloroso porque la persona ha decidido darle un sentido positivo en la vida.