El ajo es el condimento natural por excelencia y forma parte de los hábitos alimentarios y terapéuticos de muchas culturas, según la Dirección Nacional de Alimentos de Argentina.
Hay muchas variedades de ajo, siendo el más común el ajo blanco. Lo hay también rosa o morado, gigante y miniatura. En los últimos años, se le ha dado mucha importancia a estimular su consumo, brindando mucha más información sobre sus propiedades y acciones preventivas y curativas de distintas enfermedades.
El ajo posee un alto valor nutritivo y contiene muy pocas calorías; es rico en vitamina C, vitamina B6 y manganeso. Contribuye a disminuir los niveles de colesterol y contiene antioxidantes que protegen contra el daño celular y el envejecimiento.
Así mismo, el Gobierno mexicano explica que este producto ayuda a prevenir inflamaciones estomacales y favorece la eliminación de bacterias dañinas en los intestinos.
Además, cuenta con efectos diuréticos, causados por la acción de sus aceites esenciales y sus azúcares de bajo peso molecular; y ayuda a reducir la presión arterial, gracias a que estimula la producción de ácido sulfhídrico, el cual relaja los vasos sanguíneos y mejora el flujo de la sangre en el organismo.
También, según indica el portal especializado Saber Vivir “el ajo es beneficioso para aquellas personas que sufren de artritis o cualquier dolor articular gracias a su alto contenido de selenio y sulfuro”.
Diversos estudios han comprobado que este ingrediente ayuda a reducir la pérdida de densidad ósea y además, contiene minerales necesarios para mantener los huesos sanos y fuertes como el calcio y el hierro.
Para sacar provecho de dichas propiedades del ajo para los huesos es posible realizar una bebida en la que se debe machacar un diente de ajo y mezclarlo con el jugo de un limón. Se aconseja tomar esta preparación en ayunas y agregar un poco de agua para diluir los ingredientes.
Cabe resaltar que para tener unos huesos fuertes hay que mantener buenos hábitos alimentarios durante toda la vida. La pérdida de densidad es inevitable con el paso de los años, pero el ejercicio regular y una alimentación saludable pueden ayudar a mantener un esqueleto sano y fuerte.
Algunos alimentos para mantener los huesos fuertes, además del ajo, son:
1. Legumbres: son una gran fuente de proteínas vegetales, pero además son ricas en hierro y fósforo, fundamentales para que el calcio se pueda absorber.
2. Espinacas: son ideales para cuidar los huesos porque son ricas en calcio y además en vitamina A, vitamina K, ácido fólico, hierro y fibra.
3. Brócoli: es una excelente fuente de vitamina K, calcio y ácido fólico, aliados perfectos para mantener los huesos fuertes.
4. Lácteos: la leche y sus derivados como el yogur o el queso son fuentes de calcio además de contener vitaminas del grupo B y vitamina D.
5. Tofu: es rico en calcio y proteínas por lo que resulta una opción muy saludable para incorporar en los menús.
6. Sardinas: los pescados pequeños como las sardinas contienen 325 miligramos de calcio por cada 100 gramos; por eso, consumirlo en cantidades no tiene problema.
7. Frutos secos: los frutos secos son ricos en proteínas vegetales, hierro, vitaminas E y D y fósforo, que también favorecen a la absorción del calcio.
En cuanto a aquellas comidas que se deben evitar para contribuir a la salud del sistema óseo, están:
- El café en exceso.
- El alcohol.
- Los alimentos altamente procesados.
- Las bebidas carbonatadas.
- La sal.