En la actualidad es mas importante que nunca enseñarle a nuestros hijos a manejar el estrés sostenido que genera la cotidianidad. Esto debido a que hoy en día hay mas ansiedad que nunca en nuestra población infantil. Uno de cada 5 niños maneja una ansiedad alta. Uno de cada 8 niños entre los 5 y 19 años tiene algún tipo de desorden emocional diagnosticado. En general la ocurrencia de desórdenes emocionales ha crecido en un 48 por ciento desde 2004. La presión a la que están siendo sometidos nuestros niños incluye presión escolar, matoneo, preocupaciones, especialmente sobre la imagen física y baja autoestima. Dadas estas condiciones es muy importante enseñarle a manejar la adversidad y el estrés a nuestra población joven. Este manejo se llama resiliencia. La resiliencia es la habilidad para enfrentar una experiencia difícil y lograr salir de ella de manera exitosa. Lea también: El papel de los papás en la crianza importa La resiliencia se puede enseñar y modelar. Estas son algunas técnicas que pueden usar los padres para desarrollar la resiliencia en sus hijos. Tenga tiempo individual con cada hijo. Es importante que este tiempo sea libre de distracciones. La resiliencia se forma a través de establecer relaciones interpersonales, los niños necesitan ser nutridos emocionalmente. Tener la presencia de una relación de apoyo es clave para que desarrolle fuerza psicológica. El tiempo individual puede ser compartido mientras el niño se baña o mientras toma algún alimento. Aprenda en este punto a escuchar, hable de sus sentimientos y pregúntele al niño acerca de los suyos para que poco a poco pueda desarrollar un espacio y un vocabulario emocional para expresarlos confiadamente. Un buen sueño también es importante. La falta de sueño puede desarrollar una falla emocional y tiene un efecto negativo en las emociones, la memoria, la concentración y, en general, todas las funciones cognitivas. La manera mas rápida para mejorarla es limitar el tiempo al frente de una pantalla a la hora de acostarse. Estar sometido a la luz azul que emiten los aparatos digitales no le permite al niño producir la melatonina, que es la hormona del sueño. Además, es importante evitar estar al frente de una pantalla 45 minutos antes de dormir. De esta manera se logra un sueño reparador, el cual es necesario para enfrentar exitosamente los problemas diarios. El ejercicio también es una excelente actividad para botar corriente. El niño debe tener un espacio y un tiempo para hacer ejercicio de tal manera que pueda subir su estado anímico y resolver cualquier situación de estrés. Practicar deportes es vital no solo para el desarrollo físico sino el emocional. Enseñar a posponer la gratificación es otra manera de fortalecer el buen manejo de la adversidad. La resiliencia muestra que no se puede hacer siempre lo que se quiere y cuando se quiere. La psicología nos enseña que las personas que son capaces de aceptar y posponer la gratificación son personas mas felices y sanas. Es por esto que los niños necesitan aprender a posponer el placer y el refuerzo positivo. Todo no puede ni debe ser inmediato. Se enseña la postergación de la gratificación a través de juegos como los de mesa. Estos requieren control de impulsos, esperar el turno y flexibilidad mental. Otras maneras son: aprender un instrumento musical, un nuevo deporte, y hasta ver una serie de televisión de transmisión diaria, de tal manera que tenga que esperar al día siguiente para continuarla. Le puede interesar: No hay que saber mucho para ser buenos padres Comer bien implica una buena y balanceada dieta. Esto tiene un impacto significativo en la salud mental. Es necesario enseñarle a los niños a comer de manera sana. Esto va a llevar a que el niño se sienta menos ansioso y depresivo. Es importante regular la ingesta de azúcar para evitar que sean impulsivos. Es necesario comer lo mas sano posible sin aditivos que impacten negativamente la salud física al igual que la mental. Es otra manera de equilibrar su parte emocional. Enseñar la gratitud es otra variable que ayuda a posponer la gratificación. la mejor manera de enseñar gratitud es a través del ejemplo. Exprese siempre sentimientos de gratitud a su hijo. Él a su vez lo va a imitar y poco a poco va aprender a agradecer lo bueno que le pase. También sirve formularle preguntas como “qué hizo alguien hoy para hacerte feliz”, “qué hiciste tú para hacer a alguien feliz” y “cómo lo agradeciste”. Es volverlos cada vez mas conscientes de agradecer lo bueno y no pensar en lo negativo. Permítale equivocarse, no lo rescate ni sea sobreprotector. Por ejemplo, si es rechazado por algún motivo, haga una lluvia de ideas que le permitan salir del problema pero no vaya a solucionárselos. Déjelo que implemente poco a poco estrategias para enfrentar los problemas. Aquí también va a ser importante que su hijo sepa qué sentimientos lo acompañan al ser rechazado y la conciencia que él tenga de los sentimientos negativos, para que pueda cambiarlos.