Una de las acciones que más disfrutan las personas es escuchar música. Relaja, da felicidad e, incluso, para muchos es antídoto contra el peso de la vida diaria. De hecho, cuando se trata de estudiar o realizar trabajos académicos es común que alguien prenda la radio, la televisión o reproduzca música en cualquier dispositivo tecnológico.
De acuerdo con información recopilada por el portal web Psicología y Mente, la música activa los sentidos y algunos sujetos que la escuchan dicen sentirse más concentrados al momento de llevar a cabo una actividad que devenga atención como leer, escribir o investigar.
Específicamente, la música sirve para tareas repetitivas y por ello el citado portal considera que la ciencia se ha entrometido en el estímulo de la música en relación con las labores; si esto resulta ser más que efectivo, los efectos en materia productiva serían sorprendentes, aseguran.
Para 1972 se efectuó un estudio que abarca el vínculo de la melodía con la productividad y los resultados arrojaron buenos datos, pero el contexto solo estaba dirigido a los trabajadores de fábricas. Las tareas de la fuerza de trabajo eran repetitivas, previsibles y aburridas, y la música funcionó como un indicador de la actividad mental, consigna el estudio publicado en Science Direct.
Con el paso del tiempo, especialistas se centraron en el actuar de la música dentro de los quehaceres cotidianos y se pudo llegar a la conclusión de que cuando se trata de tareas repetitivas suele ser un gran estímulo. Sin embargo, ¿qué pasa cuando las actividades necesitan creatividad?
Estudiar demanda atención y conocimiento previo
Jóvenes del mundo asisten a diario a las escuelas y universidades para especializarse en un tema específico. En consecuencia, Psicología y Mente dice que si un trabajo académico es complicado, lo mejor es estar en un espacio silencioso, es decir, que la música no es tan efectiva para este tipo de casos.
Según una investigación de la música estimulante y sedante sobre la ansiedad, la concentración y el rendimiento, se halló que un grupo de personas que contaba hacia atrás no lo pudo hacer rápidamente al escuchar música. Por otro lado, otros estudios señalan que la música tiene efectos demoledores en el rendimiento a la hora de estudiar o de realizar operaciones mentales medianamente complejas, explica el sitio especializado en neurociencia y vida saludable.
En consecuencia, resulta que muchas personas escuchan melodías por su gusto y ritmo, mas no porque incide en la concentración de trabajos académicos que necesitan de un alto grado de equilibrio retentivo. No obstante, los resultados dependen del contexto en el que la persona se sitúe.
¿Por qué no es bueno escuchar música mientras se estudia?
El citado portal de Psicología y Mente explica que se debe a dos factores: las personas ‘multitasking’ y el foco de atención.
Para la primera variable, las personas deben realizar múltiples tareas donde la memoria representa un papel fundamental. En este caso, el cerebro permanece activo para estar pendiente de cada actividad en tiempo real. Cabe señalar que los expertos aluden que la capacidad mental es limitada y se ha comprobado que lo máximo que se puede llegar a controlar son entre 4 y 7 tareas conjuntas.
Por el lado del foco de atención, se recalca que el esmero suele perderse de un momento al otro y su control no siempre es el más formidable. Es común que alguien empiece a estudiar y se distraiga con el uso de aparatos tecnológicos o el entorno.
Así las cosas, resulta ser que la música es el principal eje de desorientación al momento de estudiar. Puesto que, como se menciona, es tremendamente fácil que los sonidos se incorporen en la mente cuando se tiene varias tareas o la atención debe estar centrada en un proyecto específico. La simple razón de escuchar una que otra melodía cambia la operación mental para que el sujeto se recree en la melodía y cada uno de versos, concluyen expertos en comportamiento y salud neuronal.