Expertos nutricionistas tienden a hacer recomendaciones sobre el no consumo de alimentos muy calóricos antes de ir a la cama, normalmente sugieren que la última ingesta se haga algunas horas antes conciliar el sueño, debido a que el organismo gasta mucha energía en una buena digestión y en su lugar deja de descansar y reparar lo suficiente.
Según los expertos, lo más recomendable es que el momento de la cena sea dos horas antes de irse a dormir, así el cuerpo podrá concentrarse en un sueño reparador, en lugar de estar trabajando en los carbohidratos y metabolizando grasas.
Un estudio presentado en el Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología, que se realizó en Roma, analizó con más de 700 adultos el vínculo entre la hora en que se consumen los alimentos y su efecto en el organismo.
Dicho trabajo encontró que consumir alimentos tarde en la noche tiene un impacto significativo en la presión arterial del individuo, ya que durante la noche ocurre un proceso fisiológico normal que es el descenso de la presión arterial.
Sin embargo, el estudio encontró que un 24,2 % de los participantes que habían comido dentro de las dos horas antes de acostarse no había mostrado un descenso adecuado de la presión sanguínea.
Por otro lado, en un artículo publicado en el número 108 de la revista Salud y Corazón, editada por la Fundación Española del Corazón (FEC), la especialista Mercedes Parra Gil explica que el corazón también agradece un buen descanso. La experta cita un reciente estudio publicado en el European Heart Journal en el que encontraron que las personas que sufren de insomnio tienen tres veces más posibilidades de sufrir una insuficiencia cardíaca que los que duermen bien. “El insomnio aumenta los niveles en sangre de las hormonas del estrés, lo que aumenta la tensión arterial y la frecuencia cardíaca. Otros estudios también ligan el insomnio a tener el colesterol más alto”
La experta señala que cuando las personas duermen el cuerpo se relaja, facilitando la producción de la melanina y la serotonina, dos hormonas que ayudan a contrarrestar los efectos de la adrenalina y el cortisol, comúnmente llamadas como las hormonas del estrés. Sumado a lo anterior, la melanina y la serotonina ayudan a que las personas sean más felices y más fuertes a nivel emocional, combatiendo la depresión. “La falta de sueño provoca, por el contrario, una liberación aumentada y sostenida de las hormonas del estrés”, concluye.
Estos son algunos de los alimento menos aconsejables:
Helados: si se consume, lo recomendable es que elija aquellos elaborados a base de agua. Además, de no permitir un sueño placentero, influyen en el aumento de peso.
Apio: si ha de consumir algún alimento que lo contenga, es mejor que prescinda de él porque tiene la propiedad de retrasar unas cuantas horas para conciliar el sueño.
Pasta: poseen un alto índice glucémico que aumenta los niveles de azúcar en el cuerpo y pueden retrasar el sueño o provocar insomnio.
Pizza: todos sus ingredientes son difíciles de digerir, contienen mucha grasa y sodio, que afectan considerablemente al organismo durante la noche, ya que no se pueden digerir rápidamente y el estómago tiene mayor trabajo.
Chocolate: es uno de los principales enemigos del sueño. El chocolate oscuro o negro es una fuente de cafeína que aumenta el ánimo. Más aún, contiene estimulantes como la teobromina que causa la aceleración del corazón que influye negativamente en la conciliación del sueño.
Carnes rojas: poseen altos niveles de hierro y triptófano y al comerlas aparece una sensación de saciedad, pero en la noche no son recomendables. La gran cantidad de proteínas y grasas, hacen que el cuerpo tenga que realizar un esfuerzo extra para poder digerirla por que es uno de los alimentos que toma más tiempo en ese proceso.