La actividad motriz al aire libre es fundamental para el adecuado desarrollo de los niños y puede ser un elemento regulatorio de sus emociones, por lo que el confinamiento en el hogar puede tener secuelas físicas y emocionales en los más pequeños. Así lo considera la psicóloga y docente de la Universidad Internacional de Valencia Milagros Molero, quien analizó la situación sintomatología del confinamiento que afecta a bebés y niños, considerados personas muy vulnerables ante esta situación inusual.
Durante un encuentro digital con expertos, organizado por el Área de Ciencias de la Salud de la universidad, la psicóloga dijo que, dado que los niños están en un proceso de desarrollo que requiere una estimulación para su desarrollo cerebral, es necesaria la exploración del entorno, el juego, el aprendizaje y la interacción con otros niños, algo difícil de conseguir durante la cuarentena por el coronavirus. Molero explicó que entre los cero y tres años los niños son especialmente sensibles a los cambios en los horarios de sus necesidades básicas asociadas a sus ritmos biológicos, sobre todo el sueño y la alimentación. La docente enfatiza en que los bebes “van a tener unas respuestas regulatorias más relacionadas con las quejas somáticas y desregulación fisiológica. Alteraciones de su patrón de sueño, dificultades en la alimentación, episodios de llanto más frecuentes e intensos, problemas digestivos o irritaciones en la piel”. Además, llamó la atención acerca del estado anímico de los padres, elemento que influenciará en la regulación de los menores, especialmente los más pequeños. El bebé se regula en la interacción cuerpo a cuerpo con sus figuras de apego, con el contacto físico, el olor, el movimiento, la percepción de las expresiones faciales y la comunicación no verbal, por lo que los padres tienen que ser muy cuidadosos con su propio estado y atender a su propia tranquilidad para proporcionar este contexto corporal con la seguridad que el bebé necesita percibir. “Si el adulto está nervioso, asustado o triste, el bebé va a sentir esos estados”, explicó.
La psicóloga insiste en que la propia regulación de los padres y cuidadores es la mejor manera de ayudar a los pequeños en periodos de crisis. Recordó también que es importante jugar con ellos cuerpo a cuerpo, no distraerles sólo con teléfonos, tablets o juegos individuales. “Los adultos son el termostato emocional de sus hijos y su mejor recurso. Todo niño busca en las expresiones de sus padres los indicios de seguridad, por lo que la regulación emocional en estos momentos es el mejor recurso que podemos ofrecer para manejar el estrés de la alerta que nos rodea a todos”, dijo Molero al recomendar a padres la interacción con sus hijos, el divertirse con ellos, que perciban que hay tranquilidad y una conexión emocional con ellos.