Llega Navidad y con ella las reuniones en torno a una mesa decorada para la ocasión, las luces en el árbol y el pesebre, la música alegre, las comidas deliciosas preparadas por la abuela, abrazos y besos en el reencuentro con familiares y amigos, la risa de los niños destapando sus regalos. Muchas familias en Colombia vivirán un ambiente así, pero para algunas otras será una Navidad melancólica y triste. ¿El motivo? Tener un ser querido con una enfermedad terminal. ¿Cómo deben afrontar los familiares esta situación? ¿Es mejor para el enfermo permanecer en el hospital, o en su casa rodeado de sus seres queridos? SEMANA habló con el doctor Álvaro Díaz Díaz, miembro de la Asociación Cuidados Paliativos de Colombia-ASOCUPAC. El doctor Díaz es médico internista de la Universidad CES de Medellín, tiene estudios en cuidados paliativos en la Fundación Universitaria Sanitas, y trabaja en el grupo de cuidados paliativos del Centro Médico Imbanaco en Cali, que ofrece atención integral, activa y continuada al paciente y a sus familiares a través de un equipo multidisciplinario de médicos de diferentes especialidades, además de profesionales en psicología, enfermería y asesoría espiritual Lea también: ¿Qué son los cuidados paliativos? De acuerdo a Díaz, y desde el enfoque de los cuidados paliativos, “cuando un paciente presenta un deterioro de salud y llega al final de la vida, el objetivo es brindarle bienestar, mejorar su calidad de vida y mitigar su sufrimiento. Uno pudiera pensar como médico, y también el paciente puede pensarlo, ¿Será esta la última Navidad que pase con su familia? Es algo que no sabemos, pero el enfoque terapéutico ha de propiciar el mayor bienestar, y si el paciente tiene esta experiencia, se puede ayudar a que en esta época navideña tenga los mejores momentos posibles junto a su familia y sus seres queridos”. Una pregunta que es muy común entre los familiares del paciente es si es posible que el enfermo celebre la Navidad en su casa, o si debe permanecer en el hospital. Aunque cada caso es diferente, el doctor Álvaro Díaz señala que, “como médicos y como equipo de cuidados paliativos buscamos la posibilidad que el paciente viva está época en casa rodeado de sus seres queridos. Sabemos que a los pacientes no siempre les gusta estar en un hospital y menos en una época tan significativa como esta, sin embargo, a veces por las características de la enfermedad y la condición de los pacientes, es preferible que permanezcan hospitalizados; por lo que entonces buscamos que al menos puedan estar allí rodeados de sus familias y propiciamos además un ambiente más sereno y cálido”. Le podría interesar: ‘Es posible morir bien y sanos así estemos enfermos‘ Para el médico lo interesante del cuidado paliativo es que, “además del enfermo se involucra a la familia que expresa muchas inquietudes y temores sobre la posibilidad de tener al enfermo en su casa y no tener los medios para aliviarle sus sufrimientos. Por ello el trabajo de los cuidados paliativos es interdisciplinario, con acompañamiento psicológico y espiritual tanto al paciente que está asimilando la experiencia de estar enfermo, como a la familia para para acompañarlos y transmitirles que no están solos en este proceso”. El doctor Díaz recuerda el caso de un paciente joven, padre de familia, muy optimista frente a la enfermedad que tenía la esperanza de sanar y regresar a su casa. “Cuando su situación se empeoró decidimos centrarnos en brindarle alivio emocional y espiritual al mismo tiempo que organizamos todo para que pudiera estar en Navidad con su familia por ser una época tan importante”, señala. En contexto: Los cinco grandes arrepentimientos de la gente antes de morir Aunque no existe una escala que pueda medir el bienestar emocional de alguien con una de estas enfermedades que vive la Navidad en familia, lo cierto es que, “aunque tengan una condición de salud difícil y que incluso se planteen la posibilidad de que la vida se esté acabando, los pacientes experimentan alegría, satisfacción y gratitud al compartir tiempo con sus seres queridos y poder apreciar el valor de las pequeñas cosas”. Pequeñas cosas que pueden ser muy valiosas para estos enfermos como probar una comida favorita, o escuchar una canción determinada, o recibir la visita de un amigo especial. Según Díaz, “lo más importante de la Navidad, y que a veces perdemos de vista, es que no se trata sólo de los viajes, las fiestas o las cosas materiales, sino que es un tiempo muy propicio para compartir tiempo y experiencias con tus seres queridos y vivir la reconciliación, el perdón y la gratitud. Lo que uno aprende como médico de cuidados paliativos es que lo que importa es vivir el presente, y si es esta fuera la última Navidad o el último día de nuestras vidas, pues lo esencial es vivirlo de la mejor manera posible”. Un mensaje que deberíamos escuchar con atención porque esta, sin importar nuestra edad o estado de salud, podría ser la última Navidad de nuestra vida.