La artritis es la inflamación o degeneración de una o más articulaciones, que es la zona donde dos huesos se encuentran, de acuerdo con Medline Plus, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
Además, Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación, señaló que dependiendo del tipo de artritis, los signos y síntomas pueden incluir los siguientes:
- Dolor.
- Rigidez.
- Hinchazón.
- Enrojecimiento.
- Disminución de la amplitud de movimiento.
Asimismo, explicó que los factores de riesgo de la artritis comprenden:
- Antecedentes familiares. Algunos tipos de artritis son hereditarios, por lo que es probable que se contraiga artritis si los padres o hermanos tienen este trastorno.
- Edad. El riesgo de muchos tipos de artritis, entre ellos la artrosis, la artritis reumatoide y la gota, aumenta con la edad.
- Sexo. Las mujeres son más propensas que los hombres a desarrollar artritis reumatoide, mientras que la mayoría de las personas que tienen gota, otro tipo de artritis, son hombres.
- Lesión articular previa. Las personas que se han lesionado una articulación, tal vez mientras hacían deporte, con el tiempo tienen más probabilidades de sufrir artritis en esa articulación.
- Obesidad. El peso extra fuerza las articulaciones, en especial las rodillas, las caderas y la columna. Las personas con obesidad tienen un mayor riesgo de desarrollar artritis.
En ese sentido, tal y como lo explica la organización estadounidense sin ánimo de lucro independiente AARP, la dieta es primordial para los pacientes con artritis, porque esta puede participar o no en el aumento de peso, una variable -como se mencionó anteriormente-, que afecta las articulaciones, puesto que una persona con obesidad las sobreesfuerza provocando posibilidades de daños mayores en ellas.
Entre tanto, la dieta mediterránea es la que más se destaca en los planes de alimentación equilibrados para la artritis, porque es baja en grasa saturada, azúcares añadidos, permitiendo que haya un efecto antiinflamatorio.
Entre tanto, la organización explica, que el aceite de oliva, las cerezas, el salmón, el ajo, las espinacas son saludables, aptas para el bienestar de los huesos.
Ajo: es un alimento con diferentes propiedades útiles en la cocina. Su olor característico se debe a la alicina, haciendo del ajo un condimento primordial en la salud.
Así como lo explica el portal Tua Saúde, el ajo es rico en potasio, magnesio y calcio, ayudando a combatir los virus y las bacterias; además de ser utilizado para contrarrestar algún tipo de cáncer. Sumado a lo anterior, su consumo ayuda a la reducción de los niveles de colesterol y triglicéridos teniendo una acción antiinflamatoria.
Cereza: es un alimento que es rico en vitamina A y C con antioxidantes, mismos que ayudan en la restauración de las células del cuerpo. Son tales sus beneficios, que pueden ayudar en la conciliación del sueño y en la depresión, el primero es importante para la recuperación del organismo y la renovación del cerebro; y el segundo, en algunos, es considerado un trastorno que afecta la calidad de vida de una persona.
Aceite de oliva: es uno de los más predilectos en la cocina y en la dieta mediterránea, explica el sitio web de salud, que gracias a sus propiedades antioxidantes y vitamina E, tiene la capacidad de desinflamar las articulaciones; reducir el colesterol que, de acuerdo con la Clínica Mayo, “es una sustancia cerosa” que se adhiere a las paredes de las arterias, inhabilitando el paso de la sangre; disminuir las posibilidades de riesgos de padecer diabetes tipo II, que consiste en la resistencia que tienen las células ante la insulina, una hormona que ayuda a ingresar la glucosa en ellas.