Las infecciones urinarias han sido con el tiempo un padecimiento común tanto en hombres como en mujeres. Ocurren cuando entran bacterias a la uretra, generalmente provenientes de la piel o el recto, e infectan las vías urinarias. Pueden afectar a distintas partes de éstas, pero la infección de vejiga (cistitis) es el tipo más común.
Es un padecimiento más común en las mujeres debido a que la uretra en ellas es más corta y está más cerca del recto. Esto facilita la entrada de bacterias a las vías urinarias, precisa el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos.
Además de ser mujer, otros factores que pueden aumentar el riesgo de contraer infecciones urinarias son: una infección urinaria anterior, la actividad sexual, cambios en las bacterias que viven dentro de la vagina, el embarazo, la edad, los problemas estructurales en las vías urinarias, como agrandamiento de la próstata y la mala higiene, por ejemplo, en los niños que están aprendiendo a ir al baño.
Estas molestias presentan algunos síntomas como dolor o ardor al orinar, orinar con frecuencia, sentir la necesidad de ir al baño a pesar de que la vejiga esté vacía, sangre en la orina y presión o retorcijones en la ingle o la parte inferior del abdomen.
Una de las etapas en que las mujeres pueden enfrentarse más a este tipo de infecciones es en la menopausia, debido a que se pueden presentar cambios en la flora vaginal, como consecuencia, por ejemplo, del uso de espermicidas.
A partir de los 50 años casi el 10 % de las mujeres sufren infecciones de orina de manera recurrente, lo que puede ocasionar un gran impacto en su rutina diaria y en su calidad de vida, indica la clínica especializada en ginecología y obstetricia Ginefem. En determinados casos, los síntomas pueden generar hasta absentismo laboral.
Para evitar que esta afección se presente de manera frecuente, los especialistas brindan algunos consejos que pueden ayudar:
- Mantener unos buenos cuidados de higiene íntima.
- Beber mucho líquido para orinar con frecuencia.
- Orinar antes y después de las relaciones sexuales.
- Evitar lavar el interior de la vagina o poner espermicidas.
- Utilizar ropa interior de algodón.
- No abusar de los geles íntimos.
- Evitar el uso de piscinas con cloro.
¿Por qué se presentan más infecciones en la menopausia?
Según los especialistas, esto se debe a que durante esta fase de la vida de la mujer hay una caída de los niveles de hormonas por lo que se produce un desequilibrio en la flora vaginal. Esto fomenta la colonización por gérmenes intestinales, como la bacteria Escherichia coli.
Los gérmenes llegan a colonizar la zona uretral desde donde acceden a la vejiga. Allí se reproducen y multiplican provocando este aumento de la frecuencia de las infecciones urinarias.
En esta etapa se pueden presentar episodios con necesidad urgente de miccionar e incontinencia urinaria debidos a un debilitamiento del suelo pélvico que contribuye a la pérdida de tono muscular del periné y que, como consecuencia, hace más difícil controlar la vejiga. Estas circunstancias debilitan las paredes del tracto urinario, haciéndolo más vulnerable a la adhesión de bacterias, señala el Centro de Información de cistitis.
Otro factor de riesgo que puede provocar infección durante la menopausia es la retención urinaria. Esta se debe a un debilitamiento en el músculo de la vejiga, responsable de la micción, que dificulta el vaciado de la misma y hace que el volumen de orina sea cada vez mayor.
Ante esta situación, la paciente puede sentir pérdidas de orina o sensación de vaciamiento incompleto y esto también puede contribuir a la generación de infecciones, ya que un mayor volumen de orina propicia el desarrollo y colonización de bacterias.
¿Cuándo acudir al ginecólogo?
Ante una infección de orina muchas pacientes no acuden al especialista a tiempo lo que complica la infección y el tratamiento. Por ello, los expertos recomiendan acudir ante la presencia de los primeros síntomas como son picazón, dolor al orinar, enrojecimiento o necesidad urgente de orinar, indica el portal Tu canal de Salud.
Hay mujeres a las que no se les presenta este padecimiento con frecuencia; sin embargo, hay otras en las que este proceso es recurrente, es decir que se presenta tres o más veces cada año o dos veces en seis meses.