Somos muchas las personas que han intentado en alguna ocasión, sobre todo a raíz del confinamiento, hacer pan en casa, y aunque para algunos el resultado ya desde el primer intento ha sido bueno, para otros gran parte el esfuerzo ha resultado frustrante: el pan no sube, se cae, sabe raro, está duro o gomoso.
Al intentar buscar la solución, se mira la mejor manera de mezclar los ingredientes, el tipo de levadura, el amasado, el tiempo de fermentación o la temperatura del horno cuando, a lo mejor, el problema es tan simple como que no se ha elegido la harina adecuada.
Aprovechando estos días festivos y las bajas temperaturas que hace en algunas partes del país, algunos siguen intentando conseguir un pan casero a la altura de las mejores panaderías.
La clave, como señala el panadero artesano Moncho López, es escoger la mejor harina: “La mejor harina es la que más nos gusta o la que mejor nos funciona para cada producto. Las harinas molidas en cilindro de metal desarrollan masas más altas y hacen panes más vistosos, pero con peor sabor, mientras que con las morturadas a la piedra se obtienen panes más bajitos y compactos, pero con sabores más auténticos. Ahora bien, si lo que buscamos es la mejor harina para hacer pan en casa, la cosa cambia un poco ya que en ese caso sí hay un tipo de harina mejor que otro y esta es la harina de fuerza”.
¿Qué es la harina de fuerza?
La harina de fuerza es la que tiene un elevado contenido de proteína y por tanto de gluten, con la que se consiguen masas con una buena estructura, que crecen mucho y son fáciles de trabajar, aunque los panes suelen ser un poco más gomosos en boca.
Por el contrario, cuando se usan harinas con poca proteína, logramos panes más bajitos y que tienden a deshacerse y son mucho más complicados de trabajar. Por tanto, “si buscamos harina para hacer pan casero, lo que necesitamos es harina con gran cantidad de proteína, es decir entre 11 gr y 14 gr por cada 100 gr. La gran ventaja es que con un amasado digamos malo, que es el que hacemos todos en casa, podremos conseguir esponjosidad y el resultado va a ser un pan muy digno”, afirma el experto.
“Cuidado con dejarnos llevar por la vistosidad de algunas etiquetas de harina que ponen cosas del estilo a ‘la de mi abuela para hacer pan al estilo tradicional’, y cuando le damos la vuelta al paquete vemos que solo contiene 6 gr de proteína. Con eso no seremos capaces de hacer un buen pan en casa”, concluye Moncho López.
Otros trucos para que el pan en casa salga perfecto es respetar los tiempos de fermentación, para que el pan quede esponjoso por dentro y crujiente por fuera. Se sugiere dejarlo toda la noche tapado con un trapo de cocina a temperatura ambiente. En cualquier caso, se debe tener en cuenta que la levadura química y otros impulsores aceleran los tiempos de fermentación mientras que la masa madre siempre irá más despacio.
Además, es recomendable buscar una buena receta y seguir al pie de la letra las instrucciones. En todas las masas, las cantidades deben ser exactas, por lo que tener a mano una buena báscula de cocina es fundamental.
Así mismo, el orden de los ingredientes a la hora de mezclar y los pasos del amasado deben ser igualmente rigurosos porque de ellos dependerá un buen resultado final.
*Con información de Europa Press