El infarto cerebral o derrame cerebral es causado por la suspensión de la irrigación sanguínea. Sin embargo, también se puede presentar cuando un vaso sanguíneo se rompe, lo que genera problemas para caminar, hablar y entender, además de parálisis o entumecimiento del rostro, los brazos o las piernas.
Ante la posible aparición de esta situación existen tratamientos tempranos con medicamentos como el tPA (activador del plasminógeno) que puede minimizar el daño en el cerebro, mientras que otros están enfocados a limitar las complicaciones y evitar otros derrames cerebrales.
Por eso es importante tener en cuenta los síntomas, aunque los especialistas han advertido que un derrame cerebral puede ocurrir en cualquier momento o en un transcurso de horas o incluso días.
De acuerdo con un estudio publicado en la revista Asociación Americana del Corazón, los hombres que tenían menos cantidad de vitamina C son más propensos en sufrir un accidente cerebrovascular.
Según el portal Cuídate Plus, esta vitamina actúa sobre el torrente sanguíneo, es decir que deshace los trombos que se generan y también reduce la presión arterial. Por tal motivo, se recomienda consumir en ayunas.
La recomendación es que ante el más mínimo asomo de uno de los signos o síntomas, se debe acudir de inmediato al médico para que adelanten los estudios correspondientes y se tomen las medidas necesarias. Estos están relacionados con:
- Mareo, pérdida del equilibrio o dificultad para caminar repentinos.
- Confusión, dificultad para hablar o para entender lo que la gente dice, de forma repentina.
- Dificultad repentina para ver con un ojo o ambos.
- Entumecimiento o debilidad repentina de la cara, un brazo o una pierna, sobre todo en el mismo lado del cuerpo.
- Dolor de cabeza muy fuerte que comienza de pronto y que no tiene causa conocida.
- Convulsiones.
- Debilidad o entumecimiento de la cara, el brazo o la pierna, especialmente en un lado del cuerpo.
Hábitos que pueden causarle un derrame cerebral
Los expertos de Medline Plus, sitio web de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, apuntan que existen diferentes factores de riesgo que pueden contribuir a padecer un accidente cerebrovascular. Dentro de estos, se encuentran algunos hábitos de vida, los cuales son factores que pueden ser modificables:
- “Personas que tienen una enfermedad cardíaca o mala circulación en las piernas causada por estrechamiento de las arterias.
- Personas que tienen hábitos de un estilo de vida malsano tales como el tabaquismo, consumo excesivo de alcohol, consumo de drogas, una dieta rica en grasa y falta de ejercicio.
- Personas que tienen una tendencia hereditaria a desarrollar coágulos sanguíneos.
- Mujeres que toman píldoras anticonceptivas (especialmente las que fuman y son mayores de 35 años).
- Las mujeres embarazadas tienen un mayor riesgo durante el embarazo.
- Mujeres que toman terapia de reemplazo hormonal.
- Persistencia del agujero oval (PFO, por sus siglas en inglés) un agujero entre la aurícula izquierda y la derecha (cámara superior) del corazón.
- Frecuencia cardíaca irregular, llamada fibrilación auricular.
- Diabetes.
- Antecedentes familiares de la enfermedad.
- Ser hombre.
- Colesterol alto.
- Aumento de la edad, especialmente después de los 55 años.
- Origen étnico (las personas de raza negra son más propensas a morir de un accidente cerebrovascular).
- Obesidad.
- Historial de accidentes cerebrovasculares previos o accidentes isquémicos transitorios (que ocurren cuando la sangre fluye a una parte del cerebro que se detiene por un período breve)”.
La Organización Mundial de la Salud insiste en su preocupación por las largas jornadas laborales y su efecto en la salud de las personas. Un estudio de esta entidad concluyó que “trabajar 55 o más horas a la semana aumenta en 35 % el riesgo de presentar un accidente cerebrovascular y en 17 % el riesgo de fallecer a causa de una cardiopatía isquémica con respecto a una jornada laboral de 35 a 40 horas a la semana”.