Científicos estadounidenses diseñaron un anticuerpo que podría ser utilizado para prevenir y tratar el coronavirus, entre otras enfermedades respiratorias generadas por virus similares al SARS. El estudio, publicado en la revista Science, se centra en la hipótesis de que la ‘memoria’ del sistema inmunológico de una persona que ha superado algún otro tipo de infección por coronavirus, podría ser utilizado para crear fármacos eficaces para combatir la pandemia que deja hasta el momento en el mundo 2.328.807 fallecidos y 106.752.707 contagiados.
El grupo de científicos de Garrett Rappazzo, investigador de la compañía farmacéutica estadounidense Adimab, extrajo “con una potencia relativamente modesta” de las células B de memoria de una persona que en 2003 sufrió una infección por el coronavirus SARS-CoV-1 y luego los unieron entre sí, mejorando su resistencia al virus.
Luego, los investigadores probaron en ratones la capacidad neutralizante que tenían los anticuerpos modificados contra varios coronavirus asociados con el síndrome respiratorio agudo severo (sarbecovirus), hallando que uno de estos fue muy efectivo.
Se trata de un anticuerpo nombrado ADG-2, el cual seleccionado por los científicos como “candidato terapéutico líder”, teniendo en cuenta que tuvo una “alta potencia de neutralización” de los virus y “proporcionó protección completa contra la carga respiratoria, la replicación viral en los pulmones y la patología pulmonar”.
Teniendo en cuenta lo anterior, los investigadores asegura que el ADG-2 el ‘talón de aquiles’ de los sarbecovirus, y consideran de que este se constituye para ellos en un “objetivo atractivo” para el desarrollo de vacunas contra diferentes tipos de SARS.
Vale destacar que, aunque el mundo ve esperanza en las vacunas para acabar con la pandemia del coronavirus y retornar a una normalidad, lo cierto es que los antídotos no serían una solución efectiva ni tampoco erradicaría de raíz el virus, según han dicho expertos en varias ocasiones.
Inclusive, la OMS advirtió que una vacuna no le bastará al mundo para derrotar a la pandemia de la covid-19. “Una vacuna va a completar las demás herramientas que tenemos, no a remplazarlas”, declaró Tedros Adhanom Ghebreyesus durante el consejo ejecutivo de la organización, el primer evento al que asiste tras haberse puesto en cuarentena el pasado 2 de noviembre, por haber estado en contacto con una persona diagnosticada positivo al coronavirus.
Asimismo, el reconocido científico italiano Giuseppe Remuzzi, quien ha emitido varios conceptos desde que empezó la pandemia, sostuvo que “ninguna vacuna por sí sola podrá extinguir la pandemia”. En ese sentido, explicó que “todas las vacunas en trámite, comenzando con la de Pfizer , no suprimirán el coronavirus (...) nos protegerán de la enfermedad, pero no la harán desaparecer”.
Además, dijo que “se inmunizará a una gran parte de la población pero solo bajo la condición de que se mantengan las medidas de atención actuales. El uso de tapabocas, el distanciamiento social y lavado continuo de manos”.
De acuerdo con los expertos, existe la posibilidad, aunque mínima, de que el virus pueda desarrollar resistencia a una vacuna, lo que los investigadores llaman “escape viral”, por lo que instan a monitorear los efectos de la vacuna y la respuesta viral.
En su estudio, los expertos explican que todos los casos documentados de resistencia a la vacuna pueden atribuirse a la ausencia de al menos una de las tres características clave que poseen la mayoría de las vacunas:
1. La vacuna induce una respuesta inmune que protege a los huéspedes al atacar múltiples epítopos de virus simultáneamente, generando así redundantes y protección evolutivamente robusta.
2. La vacuna suprime el crecimiento de patógenos dentro de los hospedadores y detiene la transmisión desde hospedadores protegidos por vacuna.
3. La respuesta inmune inducida por la vacuna protege contra todos los serotipos circulantes del patógeno.