Hoy estoy en el pabellón de hospitalizados. Desde hace mes y medio no veo covid. La exigencia era tan alta que decidieron que solo una persona hiciera esa recuperación respiratoria y física en los pacientes. A pesar de eso a mi me cambió la vida la pandemia y creo que a todos. No tenemos la libertad de antes, tenemos que ser muy cuidadosos para no infectarnos y además de eso proteger a nuestras familias. Nosotros nos cambiamos varias veces al día. llegamos con una ropa, nos ponemos allá otra y salimos con otra.
Desde todo punto de vista nos cambió la vida pero siento que lo más duro ha sido el impacto mental. Creo que hemos tenido más repercusión en materia de salud mental por este virus. Antes hacíamos catarsis en otra actividad, en ir a la playa, en visitar a la familia, pero hoy se ha reducido eso y creo que la única recreación que tenemos es el café de la clínica. Tenemos menos espacios para distracción y la salud mental se ve afectada por eso. La clínica se ha portado muy bien con nosotros con todos los elementos de seguridad personal y por ser clínica tan grande estamos más alertas de cualquier cosa.
El tiempo que estuve en contacto con esos pacientes uno se humaniza porque ve que ellos necesitan mucho de nosotros. Eso contrasta con lo que uno vive y ve por fuera cuando la gente cree que el covid no existe y que los profesionales de la salud son los vectores del contagio. Yo siento que hago bien mi profesión aunque otra gente afuera crea que no. De la experiencia con pacientes covid recuerdo que había algunos muy desorientados que no sabían porqué estaban allí, pero también hay muchos otros concientes y funcionales. La gente cree que siempre en covid están moribundos pero no. En hospitalización la mayoría no están así y son pacientes que quieren ayudar y salir de esa enfermedad porque tienen familia y confían en que eso es circunstancial. Una señora de 60 años cuyo cuadro clínico era complicado me impactó porque ella veía en nosotros la oportunidad de salir adelante. Tenía una gran energía, cooperaba conmigo y eso es un factor motivador.
Por eso, a pesar de que estamos en jornadas extensas y a veces lo cotidiano me consume, entras a trabajar con un paciente y siento satisfacción al verlos recuperados. Muchos han salido de cuadros clínicos complicados. Yo creo que el tipo de emoción sirve para conseguir lo que quieres y esa energia de la gente que quiere recuperarse me motiva bastante. No podemos decirle más a la gente ‘quédate en casa’ porque muchos no pueden. Les diría que se cuiden con responsabilidad, que respeten la distancia social, que se pongan tapabocas, que se laven las manos y no se toquen la cara, que sean conscientes de que esto es responsabilidad de cada cual. Si cada uno es responsable de sí mismo, es capaz de cuidar a los demás.